Allende Guadarrama

Un blog de Antonio Sáenz de Miera

 

Son siete. Mis siete nietos mayores. Les he pedido que fueran ellos los que mirasen por mí en el viaje familiar a Marruecos de esta Semana Santa. Siete miradas, siete lecturas, siete puntos de vista. Cien palabras para este blog, ni una más ni una menos, es lo que les he pedido. No quedarse en lo superficial, en la pura fachada. Se han portado. Aquí están sus escritos. Me quedo con todos. Me gustan. Han mirado dos veces antes de darle al teclado. Han cumplido. El abuelo está contento y cede gustoso la palabra a sus nietos y a sus lectores.

 

La mirada es la clave. No importa donde mires, sino lo que veas con tus propios ojos, con tu propia mirada, en un estado de Atención Consciente.

Álvaro Bermejo.

 

Rocío

Colores, olores, ruidos… un enjambre de emociones del que todos disfrutamos. Eso es lo que nos llama de Marruecos, lo diferente, lo que, en nuestra opinión, se sale de lo normal, pero, ¿Cuánto de eso es verdad y cuánto solo una apariencia? Veo a las mujeres que vienen a bailarnos a la mesa, parece que se divierten, que disfrutan de su danza, intentan agradarnos, pero si te fijas bien, su cara no es de alegría, están cansadas, no es eso lo que quieren estar haciendo, pero lo necesitan para vivir. Marruecos es eso, es por y para nosotros, un espectáculo.

 

Roque

Marruecos es un país totalmente distinto a lo que muchas personas están acostumbradas, no solo por el hecho de ser un país más necesitado económicamente, sino por su cultura. La gente suele preferir viajar a países más “civilizados” porque dicen que les da miedo. Sinceramente, me parece que no se debe sentir miedo a costumbres distintas o a otra religión, simplemente se debe comprender que así es como viven esas personas. Claro está que se debe tener cuidado, pero en el fondo, no se debe temer a la gente que así vive, porque, al igual que nosotros, también son personas.

 

Lucía

Durante nuestra estancia en el Atlas fuimos al zoco que ponen los martes en un pueblo, al que acuden los habitantes de las aldeas de alrededor. A primera vista me pareció un simple mercadillo, cutre, sucio, con cosas que se venden en los chinos de Madrid. Pero con una segunda mirada, si observas a la gente, su ropa, su aspecto, te das cuenta de la importancia del mercado para ellos, es el lugar y día de la semana en el que pueden comprar bienes de primera necesidad, donde ven a la gente de otras aldeas. Quizás sea su acontecimiento semanal.

 

Lucas

En este viaje, gracias al abuelo, he podido mirar más allá de las apariencias. En nuestra excursión al Toubkal nos encontramos a unos chavales jugando al fútbol. Pude imaginarme sus vidas, sus familias, sus amigos, … las veía muy diferentes a la mía. Nos unimos a ellos, jugamos un partido, y ahí es donde, con la segunda mirada, pude ver que el fútbol nos unía, que eran iguales que yo, lo único que nos separaba era el idioma, a pesar de ello nos entendimos. En la despedida, le di a un niño mi gorra, él se emocionó, pero yo más.

 

Antonio

A mí lo que más me ha impresionado de Marruecos es como los marroquíes viven desinformados de todo lo que ocurre en su país y alrededor del mundo. La vida de un marroquí es ir a su tienda todos los días del año a hacer lo mismo día tras día, muchos de ellos no saben como vive la gente en otros paises, no saben lo que es ir a trabajar con traje a una empresa. Me he dado cuenta de la suerte que tenemos nosotros de poder encender la television y saber todo lo que está ocurriendo en el mundo.

 

Amaya

Uno de los lugares más interesantes de Marrakech es la plaza Jemaa el-Fnaa. Por las noches se llena de puestos de comida donde la gente va a cenar. Cuando vas andando por la plaza los empleados te insisten muchísimo para que cenes en su puesto, y yo me pregunto: ¿por qué les importa tanto que vaya un cliente más que menos? La respuesta es muy simple: en España, un cliente más puede suponer un viaje de fin de semana, sin embargo, en Marruecos un cliente más puede asegurar la comida de los hijos de los empleados del día siguiente.

 

Itziar

Los niños de Marruecos tienen juguetes muy distintos a los nuestros y ellos solos se los saben inventar. Yo si fuera una niña de Marruecos sería muy diferente y tendría juguetes muy diferentes. Por ejemplo el otro día me fije en que unos niños jugaban a hacer carreras moviendo una rueda con un palito y eso me impresionó mucho. Yo si fuera de Marruecos me tendría que inventar muchos juguetes y a mi eso me encanta. Me he fijado mucho y los niños de Marruecos me pareció que aunque tengan cosas peores estaban muy felices y eran simpáticos y amables.