por Antonio Sáenz de Miera | 27-04-2016 | General

Sólo con la recuperación del orgullo de pertenencia y del sentido del trabajo y del esfuerzo, se podrá hacer frente a la actitud de indolencia, conformismo y desánimo existente en algunos sectores de la población extremeña…
Club Senior de Extremadura
Venía de San Martín de Trevejo en la Sierra de Gata, entre las Hurdes y la frontera de Portugal, donde, convocados por Julián Barriga habíamos estado hablando del presente y del futuro de esta tierra. Seguimos viendo carteles del programa FEDER que anuncian la colaboración de la Unión Europea en diversos proyectos de “desarrollo” cuando el resto de las regiones españolas han quedado ya afortunadamente fuera de estas ayudas. He entrecomillado con intención el término desarrollo y pido a mis lectores que echen un vistazo a la fotografía que encabeza estas líneas y saquen sus propias conclusiones.
Seguimos enterándonos de que los datos del PIB continúan situando a Extremadura en la última posición entre las comunidades Autónomas y de que la lacra de la emigración no cesa. Nos consolamos diciendo que el PIB no lo es todo, “no mide lo que da verdadero sentido a nuestra vida” dijo Robert Kennedy en el 68 y es verdad, pero no se pueden obviar las lecciones de la economía.
Con todo, es más que evidente -la misma reunión de esos jubilados exigentes cultos y preparados lo demostraba- que una cierta visión del pasado, cultivada por unos y alimentada por otros, desvirtúa y, en cierto modo, oculta la realidad del presente de esta región que está tratando denodadamente de salir adelante.
De la sierra de Gata venía y llegué a Cáceres. Pronto me fui a dar una vuelta por la ciudad antigua para reavivar recuerdos; hacía tiempo que no recorría sus calles y sus plazas para mi tan familiares. Decidí acercarme a Atrio: confiaba en poder hablar con Jose y con Toño los dos artíficies de este milagro y tomarme un Dry Martini. Hablo de milagro porque lo cierto es que no encuentro una palabra que mejor lo defina. Es un milagro pero es también una señal que indica una dirección posible. Sí, me decía, los datos pintan mal, algunas cifras nos siguen hablando de lo mismo, pero aquí está el nuevo Atrio, miembro de “Relais Chateaux”, levantado contra viento y marea en el lugar más emblemático de Cáceres. Los que han logrado sacar adelante ese proyecto para algunos imposible, han sido dos extremeños que han salido al mundo, han abierto los ojos, han inventado, se han arriesgado, han creado, han innovado. Se han movido y aquí se han quedado.
Disfruto conversando con ellos: todo va bien, me dicen. Hubo por supuesto momentos que lo pasaron mal: incomprensión, críticas, trabas administrativas… Luís Mansilla, uno de los arquitectos me comentaba con frecuencia que la lucha con la Administración era agotadora y que en algunos momentos habría tirado la toalla. De esto, de los fundamentalismos y la cerrazón administrativa se habló también y mucho en San Martín de Trevejo.
Les hablo del “milagro” conseguido. Eso no es del todo cierto, me dicen: “los milagros no se pueden explicar y Atrio tiene su explicación, su historia”. Ha sido resultado del esfuerzo, de la imaginación, y del talento de unos extremeños. Eso soy yo quien lo dice; ellos insisten sobre todo en la perseverancia. He seguido su trayectoria desde que empezaron con su restaurante en el Cáceres moderno y puedo dar fe de ello. Llega el Dry Martini; está perfecto y le pido al sumiller la receta para disfrute de mis lectores. Brindo con ellos por Atrio, por este ejemplo de éxito que no termina, que se esmera por hacer bien las cosas, por mejorar cada día. El buen criterio y la pasión de Jose y Toño no está en el PIB, pero lo que hacen es también economía.
No he nacido aquí pero es igual, lo saben bien mis amigos de Extremadura. Su paisaje natural y humano forma parte de mi biografía personal y sentimental. Durante una larga etapa de mi vida tuve ocasión de vivir de cerca la realidad extremeña, de comprobar la riqueza de su capital humano: gente seria y entregada, deseosa de hacer bien las cosas y de arrimar el hombro por la modernización y el despegue económico y social de su tierra. Son así pero a veces puede tener uno la impresión de que no lo saben y ahí, en esa diferencia entre lo que los extremeños son y lo que en el fondo piensan que son está el origen creo yo de la atonía que en ocasiones se puede percibir en la región. En San Martín de Trevejo los Seniors hicieron un buen diagnostico de la situación y dijeron lo que había que hacer. Si he traído hoy aquí el ejemplo de Jose y Toño es porque creo que lo han hecho.
por Antonio Sáenz de Miera | 27-04-2016 | General
Receta de Dry Martini proporcionada por José Luis Paniagua, sumiller de Atrio
Nuestra mise en place seria :
vaso mezclador
cuchara mezcladora
botella de Dry vermouth
botella de Gin ,por lo general una muy seca.
cascara de lima
Hielo de gran calidad( que no vierta agua a pesar de los golpes que recibe durante la mezcla)
Proceso de elaboración:
llenamos de hielo la copa donde serviremos el cocktail para que empiece a enfriar.
llenamos el vaso mezclador de hielo, a continuacion vertemos 33 centilitros de el vermouth seco ,lo agitamos y lo vertemos.
La finalidad de este proceso es aromatizar los hielos con el vermouth . A continuación vertemos en el vaso mezclador dos medidas de 33 centilitros de gin, la cual esta a una temperatura de -16º C y agitamos con la cuchara mezcladora durante 12 o 15 segundos.
Consideramos que este sería el tiempo optimo para conseguir tanto la temperatura ideal de servicio como el toque justo de martini rociado en el hielo añadido al gin
A continuación vertemos el gin en la copa de servicio,la cual ha sido previamente vaciada del hielo que había en su interior,y finalizaríamos el cocktail rociando un poco de la cascara de lima y dicha cascara en la parte superior y bordes del vaso.
por Antonio Sáenz de Miera | 13-04-2016 | General

“Los viejos rockeros de entonces son los nuevos blogueros de ahora”
anónimo con un rioja
Te lo recomiendo y sé de lo que hablo: !!!tómate un blog!!! No te va a quitar el dolor de cabeza, más bien al revés, pero a larga y a la corta te sentará muy bien. Escribir blogs “obra milagros”, como hacer teatro, que ya lo dije alguna vez. Tal vez sea excesivo, pero algo parecido me ha pasado a mi al escribir estos textos. Me dan vida, me alimentan, me inquietan, me dan motivos para hablar y discutir con mis amigos de siempre y con otros nuevos, los del blog.
Tardo en elegir el tema de cada entrada. Le doy mil vueltas: lo que me gusta, lo que me divierte, lo que me indigna. Y antes de escribir una palabra, ya estoy pensando en cómo lo recibirán mis lectores: ¿Se lo leerán con gusto? ¿les interesará como a mí? Me digo que todo eso no me tiene que importar, que escribo sobre todo para mi gusto personal, pero en realidad sí que me importa. Quiero que lo que escribo haga reaccionar a los que lo lean. No es fácil elegir un tema con tantas exigencias. A veces me atasco, me entran dudas, me digo que no, que no tiene sentido seguir con esto, que mejor me voy al cine a que me cuenten una historia. Eso pienso, pero me aguanto las dudas y la desgana, y sigo. Me estrujo el cerebro, miro fijamente a la pantalla de mi mac, pongo cara seria y tiro para adelante. Sé que al final llegarán las ideas, y las palabras, y me sentiré feliz con lo que salga, sea lo que fuere. Siempre es así, y el esfuerzo merece la pena. Tómate un blog: te ayudará a mantenerte despierto, a escudriñar las noticias, a ir siempre con las antenas puestas y a sentirte más poroso que una esponja.
Algo más: he de decir que en cuanto descubro un buen tema me pongo a contrastarlo con gente de mi confianza, a informarme, a conocer las diversas posiciones. Doy mucho la vara, así me lo dicen mis hijos, y siempre encuentro excusas y motivos para compartir con mis amigos, para buscar posibles citas, imágenes, canciones. Esta búsqueda me divierte tanto o más que la propia escritura. La curiosidad me puede, me puede en cada caso. Y busco, busco, hasta qu encuentro esa frase que lo clava: un poco enigmática, un poco misteriosa, un poco críptica. Google antes y ahora Ecosia, ese buscador que planta árboles y que descubrí en una de esas conversaciones mías, dan mucho juego para hacer una buena gimnasia mental. Hablo, pido cosas, escucho, y luego me pongo a la ardua y dura tarea de darlo forma con palabras escritas. Es esta la labor más solitaria, y en ocasiones un buen lingotazo, un gin tonic por ejemplo, ayuda a encontrar las palabras adecuadas y las ideas brillantes. Le das a la tecla, quitas, pones, corriges, añades y, mejor o peor, ahí queda eso. Pinchas “enviar” y tu escrito ya está en el aire, al alcance de todos, expuesto al juicio de todos. Y a esperar.
Empecé a escribir este blog no para sentar cátedra de nada, sobre nada en concreto. Todo lo contrario. Lo hice para tener motivos por los que hablar con mis amigos. Lo hice para seguir estando cerca de la gente que me interesaba, de la gente a la que quería y que ya no iba a encontrar todos los días en los pasillos de mi vida profesional. No quería quedarme aislado, no quería “quedarme al margen de mi tiempo”, decía en la primera entrada que publiqué. Y no quería que eso ocurriera porque pensaba que éste es también “mi tiempo”. No es que creyera que escribir un blog fuese una condición necesaria y ni siquiera suficiente para conseguirlo, pero pensaba que podía ayudar. Y no me equivoqué…
Ahora, pasados ya cerca de tres años, puedo asegurar que me ha ayudado y mucho. Me siento tan cerca de los que me leen, de los que me critican, que no son pocos, de los que me envían comentarios y correos, de los que cuando me ven por la calle me dicen “te sigo”, que no dudo en recomendaros vivamente que escribáis un blog. Mucho más si sois más o menos de mi quinta. Álvaro Bermejo, que ha sido uno de mis más fieles compañeros en este blog, me dice: “Puede que en la vida lo hayas hecho todo o, al menos, “todo eso” que se considera como canónico: tener un hijo, escribir un libro, plantar un árbol. ¿Y luego qué? ¿Cuándo acaba la acción, la comunicación, la siembra que se traduce en cosecha, la palabra que invita a la respuesta? ¿Luego qué?”.
Tomaos un blog y ya me diréis.