Serit árbores quae álteri saéculo prosint”
Plantarás árboles que otros verán crecer
Cicerón
Google no es el único buscador de internet, aunque pudiera parecerlo. Tiene competencia y competencia seria. Es lógico porque todo parece indicar que está ganando mucho dinero. Nos cuesta trabajo creerlo, ¿Cómo demonios funciona la cosa? Tienes alguna duda, necesitas saber algo, y el buscador te lo resuelve de forma inmediata y gratuita. Es una especie de memoria universal a lo grande, como imaginaba Borges en sus ficciones, que no “cuesta” nada. ¿Cómo es posible?
Alguien me dijo que me fijase en los resultados de las búsquedas: ahí había anuncios pagados. Es verdad. El otro día sin ir más lejos me encontré en la pantalla de mi mac una pregunta inquietante: “¿Tiene usted juanetes?” Eso decía… Ya me miraré, pensé, puede que quienquiera que sea sepa más de mis pies que yo mismo. A mi eso no me quita el sueño. No me importa que el buscador sepa algo de mí, ni tampoco me importa darle un buen negocio si a cambio me permite encontrar exactamente lo que busco, lo que necesito. No es la primera vez que digo aquí estas cosas, así que no insistiré.
Pero hoy tengo algo nuevo que contar. Jesús Bartolomé, un amigo que es un activista nato, me ha hecho saber que ha descubierto algo mejor que Google. Se llama Ecosia y el nombre ya da una pista de por dónde van los tiros. Me dice que es aún poco conocido y que necesita el apoyo de creadores de opinión para crecer tanto como se merece por sus buenos propósitos. No me veo yo a estas alturas creando opinión ni nada parecido, pero el asunto me pareció interesante e indagué sobre esos buenos propósitos. Es un buscador tan práctico y fácil de usar como cualquier otro pero que, además, destina un 80% de sus beneficios a plantar árboles. ¡!Caramba qué maravilla!!, pensé. Puede parecer increíble pero los datos que nos proporcionan los informes mensuales auditados por Deloitte nos dicen que no lo es: se han plantado ya más de tres millones de árboles en todo el mundo y cada sesenta segundos plantan uno nuevo.
Me encandiló la idea: hay negocio y hay causa social. Tú encuentras lo que buscas y ayudas además a mejorar el planeta. Sus creadores tienen como objetivo llegar a los mil millones de árboles plantados en 2025. ¿Qué mas se puede pedir?. No parece con todo que a Ecosia le esté siendo fácil abrirse camino. Son muchos los que buscan una justificación para no cambiar de buscador: que no se fían; que no están de acuerdo con los lugares en donde plantan los árboles, que porqué en África y no aquí, que alguien se lucrará con todo esto…
¡!Excusas, excusas, excusas…!! que diría Hamlet. A mi me parece que hay que dar un voto de confianza a las ideas innovadoras y estoy dispuesto a dárselo a Ecosia. De hecho ya lo tengo como mi buscador predeterminado y se me alegra la vista cuando veo aparecer en pantalla el verde de sus arbolitos. He eliminado tranquilamente a Google; acapara nueve de cada diez búsquedas en Europa y no me necesita. Ecosia sí y aquí me tiene. Llevo ya varios días probando su funcionamiento para no meter la pata: como seguramente se están temiendo ya mis lectores, voy a recomendarles que sigan mis pasos y quiero estar seguro de lo que hago.
Estoy más que contento con mi nuevo buscador. Lo primero que hago al levantarme por la mañana es poner Radio Clásica y ahora naturalmente lo hago a través de Ecosia. Me fijo inmediatamente en un circulito que aparece en la parte superior derecha de la pantalla diciéndome el número de árboles que llevo plantados con mis búsquedas. Son ya más de ochenta y eso en muy poco tiempo. Se me alegra el ánimo; no doy demasiada importancia a la veracidad del dato, tampoco hay que exagerar, y me complazco despreocupadamente en verlos crecer en donde sea: Burkina Faso, Brasil o la Sierra de Guadarrama. Suena en mi radio la Pastoral y me parece estar oyendo a Carlos Jáuregui en el papel de Astrov en “nuestro” Tío Vania. Decía así: ”oyendo el rumor de lo abedules nuevos que he plantado con mis manos, me doy cuenta de que hasta la naturaleza que nos envuelve, depende un poco de mi”. ¡!Que bien sonaba y como me gusta recordarlo!!
Esta especie de “Et in arcadia ego” es probablemente un poco exagerada y pido disculpas por ello. Lo que quiero es animar a los seguidores de este blog a entrar en Ecosia. No tienen más que pinchar en configuración y cambiar el buscador predeterminado por https://www.ecosia.org. . Es muy fácil y el planeta se lo agradecerá.
Todo un hallazgo, querido Antonio, que to desconocía. ( Por cierto, bo hay nada más saludable que encontrar cada día lo mucho que uno ignora y , por tanto, la oportunidad que tenemos de aprender continuamente).
Me apunto de inmediato a lo del buscador “arbogestante”, en este país nuestro tan endémicamente arboricida…
Modelos de empresa y negocio como el que citas alimentan mi esperanza de un mundo mejor. Yo sigo pensando que la sociedad está mucho más sana de lo que se empeñan en decirnos los políticos – empeñados en tratar de convencernos de problemas que no tenemos – o los medios de comunicaciòn – decididos a anular cualquier forma de entusiasmo o de ilusiòn -.
Pues nada, que ya me tienes plantando arbolitos virtualmente. Espero que los míos compartan bosque con los tuyos, del mismo modo que lo hacemos con esa amistad que me regalas desde hace años y que yo vivo como un verdadero privilegio
Gracias Antonio por el continuo aire fresco que nos traen tus escritos. Apoyo con entusiasmo tu propuesta. Hace meses que soy usuario de Ecosia, desde que mi hijo me lo aconsejo y me lo instaló en mi ordenador. Ya llevo varios cientos de árboles plantados. Espero llegar pronto a los mil. Esperemos que la auditoría que comentas sea ciertas y no nos esten tomando el pelo de nuevo. Hace unas horas se lo he comentado en clase a mis alumnos de Ciencias Ambientales y ninguno lo conocía. Nuevas formas de usar la tecnología para cambiar el mundo. Aunque hay que estar alerta, pues los buscadores tradicionales en dos ocasiones se han instalado automáticametne de nuevo en mi ordenador desplazando a Ecosia. Seguiremos insistiendo. También se puede instalar en el móvil. Un abrazo
EL PLANETA DE LOS PEQUEÑOS GESTOS
Pues mira por dónde, Antonio, hoy me ha despertado una bandada de estorninos. Yo creo que son los mismos del último otoño: aparecieron por sorpresa y arrasaron hasta la última de las aceitunas, tan negras como ellos, que languidecían en el pequeño olivo que tenemos en la terraza. Siempre que los veo recuerdo esa cita de tu amigo Giner, ya sabes: “En la contemplación de un árbol podríamos pasar enteramente nuestra vida”. Yo contemplo el olivo, tan pobre, tan esmirriado, apenas una tenue pincelada verde con la mole monumental de la sede del BBVA al fondo, y es así como vuelvo a leer tu entrada sobre Ecosia, un pequeño David frente al Goliath de Google, pero este en la onda sin hache de la revolución verde.
Cuánto aciertas en todo lo que dices, porque tiene que ser así ya que no puede ser de otra manera. Pequeños gestos, grandes acciones. O, lo que viene a ser lo mismo, instalarse en el planeta de los pequeños gestos. Tan fácil como cambiar nuestro navegador predeterminado y sentir que plantamos un árbol con cada clic. Tan fácil como plantar un olivo en tu terraza y ver cómo su parva cosecha de no más de treinta o cuarenta aceitunas, sacian el hambre de un puñado de pájaros. El consumo desaforado de agua, o de alimentos, o de calefacciones y combustibles, o de bolsas de plástico. Hay tantos pequeños gestos cotidianos que germinan en su aparente insignificancia las raíces de un poderoso cambio de paradigma. Todo empieza por ahí, un pequeño gesto, un cambio de conciencia. Pura Serendipia.
“Derritamos la punta del iceberg que nos paraliza en la inacción” –escribía Herman Hesse-. A medida que vayamos aproximándonos al corazón del iceberg, y esta vaya fundiéndose, irá apareciendo el recorrido de todos los pequeños gestos que hemos experimentado a lo largo de nuestra vida y habíamos olvidado”.
Hablaba de algo así como un regreso a la inocencia. El recuerdo como motor de la acción. La acción individual, por pequeña que sea, como desencadenante de un proceso global. Las grandes conquistas, las que perduran de verdad, se eslabonan con pequeños gestos. No transformarán por sí solos el mundo en que vivimos, pero sí a las personas que los protagonizan y sus entornos. Porque esos pequeños gestos no solo dignifican la condición humana, también cimentan en buena medida nuestra existencia. Y son contagiosos.
A través de ti, Ecosia nos recuerda que las buenas ideas no pueden quedarse en el limbo: hay que materializarlas para que se conviertan en acciones. Se comienza con un de tú a tú, se va creando un grupo, una red que se expande mientras, en paralelo, un árbol se ve acompañado de otro y otro, hasta formar un bosque, cien, mil bosques. Es el bosque de los pequeños gestos, pero, definitivamente, también el del mundo en que viviremos en adelante. No importa cuántos seamos, solo estar allí. Y ese pasaporte se gana con la terca continuidad de un pequeño gesto, con la voluntad de transmitirlo y sostenerlo, pero sobre todo, y ya acabo, con ese desplazamiento de la mirada que nos lleva a apartar los ojos de la negatividad ambiente y apostar activa y decididamente por la esperanza, por la conciencia, por la vida.
“Árbol va”, decían los leñadores de mi tierra cuando se disponían a tumbar un roble. Ahora lo diremos al revés, “Árbol viene”, cada vez que pulsemos sobre el icono de Ecosia, mientras otra bandada de estorninos nos ayuda a despertar, en el mismo planeta, pero con otro horizonte.
Fabuloso Antonio; gracias por el descubrimiento.
Que gozada !!
Una revolucion por fin SANA
AbraZos muy muy fuertes
Llegando a casa lo comparto con todos mis amigos y conocidos
Doro
Muchas gracias Antonio. Ya han plantado algunos por mi cuenta, ahora mismo voy a enviar a mi agenda de conocidos para difundirlo un poco más. No serás “creador de opinión” pero eres tú y eso es lo importante. Un abrazo, Alfredo
Muchas gracias Antonio. Me parece que estas pequeñas cosas son las que marcan la diferencia. Ya lo he instalado como buscador predeterminado en mi ordenador y lo he compartido con mis amigos. Un abrazo, Lucía
Me lo quedo! Gracias Antonio
Si supiera que mañana se acaba el mundo, yo, hoy todavía plantaría un árbol. (Martin Luther King)
Plantar un árbol es signo de esperanza, gracias Antonio porque con tus líneas has tenido un efecto multiplicador de señales de esperanza, no ya tanto para nosotros, sino para los que nos sucedan.
Fíjate Antonio, como hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad. A mi hija Alma le llevó 2 años tener su serbal plantado en Cercedilla gracias a Gonzalo. Aroa a los dos días de vida ya tiene su acacia plantada en Burkina Faso gracias a tu atrevimiento.
Como bien dices, Google lo sabe todo, esperemos que no lo tome a mal.
https://www.youtube.com/embed/uqeR0D1nC5Y
Hola buenas tardes, a mi parece muy bien lo de que planten arboles.
¿ Cómo puedo saber yo donde los plantan y pedirles que los planten por mi comarca (Alto Palancia, Castellón), que ha habido muchos incendios y las administraciones no han hecho nada? Muchas gracias, saludos.
Quisiera saber en que lugares plantan los arboles?? si uno ofrece un lugar lo tomarían en cuenta?? saludos