“La Cumbre de París es la última oportunidad de llegar a un acuerdo global sobre el control de emisiones de efecto invernadero ”
Estos esforzados ciclistas que ha dibujado mi amigo Jorge Arranz con su ingenio habitual (atención recibe encargos de todo tipo) representan a los personajes que han puesto en lo más alto a la Cumbre de París sobre el Cambio Climático, COP21, que se celebrará a finales de este mes. Son ellos, y algunos más que no cabían en la viñeta, los que han logrado que los ojos del mundo miren con esperanza los debates de París para evitar la destrucción del planeta. El presidente Obama ha sido uno de esos personajes y Jorge le ha colocado el primero en la escalada a la Torre Eiffel. Se lo merece. Ha luchado de lo lindo por esta Cumbre y ha desarrollado en su país un ambicioso plan para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Le sigue el papa Francisco por su Encíclica Laudatio Sí, pero igual habría podido seguirle el presidente chino Deng Xiaoping. Es difícil saber si es más importante una Encíclica que alerta sobre los peligros del calentamiento global o el compromiso de reducción de emisiones de uno de los países más contaminantes del mundo. Algunos pensarán que sin duda lo segundo –obras son amores y no buenas razones- pero Jorge, que mira lejos, ha decidido poner primero al Papa y luego al chino y luego a otros que también tienen méritos suficientes para figurar en este pelotón de honor.
Entre ellos, aparece en último lugar un hijo mío que irá, éste sí de verdad, en bicicleta, desde Bilbao a París para asistir a la Cumbre con otros representantes y directivos de su empresa. A Paris irán ciudadanos, empresas y gobiernos con actitudes bien distintas a las de conferencias anteriores. Muchos ven en esta Cumbre una última oportunidad, algo así como un “ahora o nunca”. No es una cuestión de bichos y flores. La cosa va de sequías, de pérdidas de cultivos, de hambrunas, de refugiados climáticos, de ciudades inundadas y de empresas energéticas que debaten cuándo y cómo deben transformarse. La cosa es muy seria. No hay que dejar de pedalear.
Estamos sin embargo muy parados. Dice Moisés Naim que esta inacción recurrente ante una crisis cada vez más evidente se debe “a la naturaleza humana, a que nos cuesta cambiar de hábitos y costumbres”. No somos capaces de hacer la “dieta” que necesitamos porque no hemos tenido el “susto” que nos haga reaccionar. “¿Será preciso que necesitemos un gran susto colectivo para cambiar la forma en la que nos relacionamos con nuestro planeta?”, se pregunta Naim. Quizás lo necesitemos, sí.. O quizás ya estemos suficientemente preparados para reaccionar. Quiero creer que así es.
Llegar a Paris en bicicleta es toda una declaración de principios, me parece a mi. Al final todo gran cambio empieza por un gesto, por muchos gestos que se repiten cada día y que se acaban convirtiendo en costumbres individuales y colectivas: subirnos a la bicicleta cada día para ir a trabajar. Cerrar el grifo de las emisiones de gases. Cumplir con las medidas acordadas. Gestos, decisiones, compromisos. “Estamos hartos de soluciones: ¡Queremos promesas!”, escribió alguien en una pared de la ciudad de México. Lo cierto es que la situación es tan grave, tan urgente, que ya no nos podemos permitir el lujo de una ironía como esta. Necesitamos soluciones y medidas sin más dilación. Hay que coger la bicicleta y pedalear hasta que Paris no sea un sueño incumplido más. !¡Hay que coger el toro por los pedales¡!
Los problemas del cambio climático no son pura especulación ni el delirio de unos pocos: después de décadas de debates, los científicos han concluido que se deben al aumento de las emisiones de gases que produce la actividad humana. Ni más ni menos. Pero algunos lo siguen negando por cerrazón o por intereses. A estos les ha montado Jorge en unas motos que echan mucho humo. No les dejarán llegar a París. Mejor. Entre ellos como veréis está el primo de Rajoy. A este habrá que perdonarle porque Mariano ya ha declarado que se equivocó. Y España estará en la Cumbre con sus deberes bien hechos. ¡!Faltaría más!¡
Llegar a París sangre de tu propia sangre, pedaleando de verdad en bicicleta para asistir a la cumbre de los perversos efectos de los gases invernadero sobre el Cambio Climático, es toda una demostración de los buenos principios que has sabido inculcar, también a tus propios hijos.-
A decir verdad, desde que Sherwood Rowland y Mario Molina recibieron el Premio Novel por haber afirmado y demostrado que las emisiones de las sustancias clorofluo-cabonatadas, son la causa del crecimiento de los agujeros de la capa de Ozono hasta hoy, son innumerables los trabajos científicos publicados que confirman la gravedad de esos efectos sobre nuestra casa común.-
Si a pesar de todo ello todavía hoy, querido Antonio, estamos donde estamos es porque en un lado de la balanza, están todas estas demostrasciones científicas más que contrastadas y, del otro, los intereses creados y no precisamente los de nuestro insige Jacinto Benavente, sino los de: La industria automotríz, la petrolera, etc. etc.
En “el orden de llegada a la Torre Eifel” que tán bien lo dibujó tu amigo Arranz, yo podría en primer lugar a Albert Arnold “Al” Gore por la encendida defensa que hizo en su dia con su libro: Una verdad incómoda: los peligros del calentamiento global, sobre los debastadores efectos de esos gases en nuestro planeta.- Todavía lo recuerdo en aquel reportaje televisivo emergiendo en pleno polo norte con un submarino atómico americano, peforando la debil capa de hielo que había.-
Pero como el orden de los factores no debe alterar el producto, lo transcendente ahora que esta nueva reunion de París, nos afiance de una vez por la buena senda y a ello contribuya también con su importante aporte, nuestro Miguel Arias Cañete.- Un abrazo
Es fácil hablar a toro pasao de la cumbre de París tras los tristes acontecimientos que la precedieron y los laboriosos acuerdos a los que se llegó. Pero hago de nuevo mías las palabras de un buen amigo, el geólogo y académico Antonio Cendrero Uceda que ya estuvo en la cumbre de Rïo y ha participado en numerosos grupos de estudio a nivel internacional: el problema no es el cambio climático, que es consustancial con la naturaleza y la propia tierra, sino el anómalo calentamiento global inducido por el comportamiento de nuestra especie.
Pero se ve que suena mejor lo del “cambio climático” que ha sido consagrado como lema de campaña. Lo que me llama más la atención es la preposición de “contra” algo que está fuera de nuestro alcance. Otra cosa serán las medidas de mitigación para atemperar ese calentamiento anómalo y de adaptación para asumir de la mejor forma posible lo que resulte irremediable.
En una conferencia de Miguel Angel Valladares de WWF/Adena (los del oso panda como mascota) le pregunté sobre este tema y me contestó lo que ya suponía: el “contra lo que sea” es lo que arrastra a la gente. Con el “a favor de” no te comes una rosca, mientras que con el “contra” surgen adeptos bajo las piedras. Sucede aquí y en Sebastopol. Por eso es tan difícil luchar a favor de algo, sea la Sierra de Guadarrama o el litoral de Costa Quebrada. verdad, Antonio?