“Nada merce la pena si no se consigue con esfuerzo. La subida al mont es una metáfora excelente.”
De los apuntes de Alberto Fernández Caveda sobre La Isla
PALABRAS DE ASM EN EL ACTO DEL MEMORIAL ALBERTO EN CASA DE MAMEN Y LUIS EN LA NAVA
(17 junio 2015)
Tuve que preguntar cuanto tiempo hacía que se nos fue Alberto. No me acordaba en absoluto; por un lado me parecía una eternidad pero por otro tenía la sensación de que Alberto seguía ahí: continuaba sintiéndole tan cerca de mi que me parecía imposible que no lo estuviera. Y eso es lo que quiero contar en este Memorial Alberto 2015 cuando han pasado, ya me enteré, tres años de su muerte.
No me ha ocurrido eso con nadie más, solo con Alberto. Le veo, le sigo viendo nítida y continuamente tal como era: veo su mirada inquisitiva e irónica y me pregunto ¿qué estará pensando Alberto?. A ver si me explico. Yo suelo ir ahora solo por el monte en mis modestos trotecillos y antes siempre iba con él. ¿He dicho iba? . Pues no es cierto. Sigo yendo. Por esas cosas que pasan en la vida y que no somos capaces de entender –la verdad es que en estos tiempos racionalistas tratamos de entenderlo todo sin darnos cuenta de que eso no es posible- resulta que sigo haciendo mis excursiones con él. Detrás de él, mejor dicho y sin dejar de oír sus continuas reprimendas porque voy demasiado despacio, porque canto, porque me pongo a hablar con alguien que me encuentro en el camino o porque, ahora ya mucho menos, cojo el móvil. Lo diré de una vez: le sigo haciendo caso, le sigo obedeciendo le sigo queriendo y le sigo necesitando.
Por eso cuando no estamos juntos no tengo más remedio que llamarle para preguntarle sobre todo lo divino y lo humano. Sé, sabemos, que lo sabe todo y que lo que no sabe se lo inventa con tino y buen criterio. Acudo a su autoridad –oigo ahora su voz clara y persuasiva- antes de opinar sin ton ni son sobre Rajoi. sobre ese maldito Artur, sobre los problemas del Principado o sobre lo que estará haciendo ahora Alfonso el funcionario, el viudo de la Duquesa de Alba en la seguridad de que Alberto está al tanto de sus andanzas.
Si tomamos la decisión de crear este Memorial Alberto es porque sabíamos que no podríamos vivir sin él. Y aquí estamos sus amigos, cobijados por Mamen y Luis, pastoreados por Kike, uno de sus príncipes herederos, junto a sus hijos y muy, muy cerca de Ana, esa rapaza buena lista y cariñosa que tan fina y perspicazmente descubrió Alberto en su tierra asturiana- de la que nunca se fue del todo- y que dio calidez , aliento y frescura a los últimos años de su vida. Aquí estamos para disfrutar de su memoria, para volver a reírnos con sus cosas, para ver como reprende a Ata por su falta de puntualidad o como me dice a mi que vaya acortando porque me estoy poniendo un poco pesado.
Le sigo necesitando, queriendo y, ya lo dije, obedeciendo, así que a callar y que siga la fiesta.
Preciosas y sentidas tus palabras, Antonio, que
escuchamos en la memorial jornada del pasado
17 de Agosto.
Alberto siempre estará entre nosotros.
Kike Perea
Querido Antonio:
Además de haberte oido, en vivo y en directo, tus emocionadas palabras referidas a Alberto en la finca de nuestros muy amables y generosos anfitriones, Mamen y Luis, al volver a leer tu correo todavía me emocionó más y me pregunto: ¿Existe, y en qué consiste, la inmortalidad de un Buen Amigo?
Pues claro que existe, y se materializa cada día en el recuerdo permanente de su persona, sus hábitos, sus dichos y ocurrencias y un larguísimo etc.-
Cada vez que nuestro grupo, “Forever Young”, sale de excursión y tenemos por delante algún desafío fuera de lo normal, estoy viendo a Alberto subir a Peña Castil (2.453 Mtrs.) con su prótesis de rodilla, con un día de mucho calor hasta coronar la cima, algo que a mí – con menos años que él – me motivó sin duda mucho (y me sigue motivando) para alcanzar también esa meta.-
Muchos “atletas del Grupo La Isla”, ese día quedaron atrás y decidiron no subir, pero Alberto dió un paso al frente y lo mantuvo hasta alcanzar la cumbre, para extasiarnos luego todos contemplando al Majestuoso Urrielu que lo teníamos enfrente “casi al alcance de la mano”.- También lo recuerdo recitando versos humorísticos del gran Ludi – Luis Fdez. Valdés y sus agudos comentarios, no excentos de “coña marinera”, sobre nuestra realidad nacional, etc.
Me alegró mucho veros Antonio, a Paloma y a tí, y comprobar que, además de tu excelente estado mental, vuestras cualidades físicas se mantienen, contra viento y marea.- Un abrazo