¿Murió? . . . Sólo sabemosque se nos fue por una senda clara,diciéndonos: Hacedmeun duelo de labores y esperanzas.Sed buenos y no más, sed lo que he sidoentre vosotros: alma.Vivid, la vida sigue,los muertos mueren y las sombras pasan;lleva quien deja y vive el que ha vivido.¡Yunques, sonad; enmudeced, campanas!Antonio Machado
Muchos recuerdos se van difuminando con el paso de los años, pero no, al menos en mi caso, los de aquellas personas a las que quise de verdad y con las que compartí plenamente alegrías, ilusiones, y esperanzas. Margarida Ramos, la queridísima Margarida, fue una de ellas. Me gusta ahora pensar en su sonrisa alegre, en su aire elegante –cuando se lo decía invocaba con gracia a sus “nobles” ancestros españoles-, en su mirada inteligente y expresiva y, por encima de todo, en su disposición abierta y generosa “para lo que fuera”. Siempre estaba dispuesta a hacer lo que hubiera que hacer si estaba en su mano. Y eso fue así desde el comienzo de eso que ahora llamamos Encuentros Iberoamericanos y que tantos nombres ha ido tomando a lo largo del tiempo.
Cuando estábamos dando los primeros pasos de aquellos Encuentros, era Joaquim Falcao Director de la Fundación Roberto Marinho, y gracias a la reunión de Rio, comenzó a forjarse entre nosotros una amistad que no ha hecho sino incrementarse con los años; hoy somos como hermanos. Pero Joaquim estaba entonces en otras cosas – es muy capaz de estar al mismo tiempo en cosas muy diferentes-y era realmente Margarida, que no sé muy bien que puesto ocupaba en la Marinho, pero que estaba en todas partes, la que echó el resto para resolvernos todos los problemas y hacernos la vida feliz. Eso es lo que a ella le gustaba: hacer la vida feliz a los demás. Comprendió bien el valor de nuestros vínculos iberoamericanos y supo “enchufar” a Brasil a nuestro movimiento. Y así siguió día a día, año tras año, hasta no hace mucho, y prefiero no pensar en hasta cuando, porque quiero imaginármela todavía “bella y resplandeciente” como un personaje velazqueño.
Hace algún tiempo que Olavo, su marido, me venía advirtiendo de que no estaba bien, pero yo me negaba tenazmente a ver la realidad. Los correos se los mandaba ya directamente a él, a su marido, pero nunca dejé de rematarlos sin un recuerdo cariñoso para “meu amiga” Margarida. Lo era de verdad. Se nos ha ido pero sigue entre nosotros: “Lleva quien deja y vive el que ha vivido” dicen unos versos de Machado que encabezan estas líneas. Es mucho lo que nos has dejado Margarida. Nos has dejado y también se ha quedado con nosotros. El cariño verdadero no caduca. Su sonrisa, su bonhomía, su natural elegancia, seguirán formando parte inseparable de los Encuentros Iberoamericanos del Tercer Sector.
Gracias Antonio por esa tierna glosa de la gran Margarida.
Qué gran mujer entregada y generosa; una verdadera tendedora de puentes y promotora de alianzas.
“Vive el que ha vivido” nos recuerdas con Machado, y nadie nos quitará el placer de haber vivido un poco junto a Margarida.
Mestre Antonio, grato por esse terno depoimento sobre o esforço da Margarida Ramos para inserir e fortalecer o Brasil na iniciativa de dois continentes: Encuentros Iberoamericanos de la Sociedad Civil. E a Margarida sempre foi eficiente e eficaz sem perder a ternura, o companheirismo e o trabalho em grupo. No aviso para a sua missa de sétimo dia, aqui no Rio de Janeiro, inserimos uma frase de um premiado anúncio da Fundação Roberto Marinho para a televisão, pela causa da preservação da memória nacional (do qual a Margarida foi um dos seus artífices): “Um país que não tem memória não sabe o país que é”.
Muito linda, merecida, e emocionante homenagem.