por Antonio Sáenz de Miera | 28-07-2015 | General
La Casa del Lector en Matadero

Leer es como amar: Cuanto más te entregas, más recibes.
Germán Sánchez Ruipérez
Es una convención más, como si en verano leyéramos más. Es verdad que, en teoría, deberíamos de tener más tiempo, más calma. Pero siempre está bien tener un motivo, aunque sea tan peregrino y arbitrario, para hablar de libros, para recomendar libros.
Estas “recomendaciones” de lectura que os hago aquí no son mías. Son el resultado de las tres primeras entrevistas que se han publicado del programa “Relectores” en el que he colaborado por encargo de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez. Ya he hablado en este blog de ese Programa. La novedad es que, como decía, las primeras entrevistas ya están editadas y “subidas” (¿me pregunto por qué demonios se “suben” y se “bajan” las cosas en Internet) en el Canal del Lector y en la web de la Fundación.
Son las que hice a Eduardo Martínez de Pisón a Victoria Camps , y a Inocencio Arias.
Son conversaciones cortas, de menos de 20 minutos. A mí me parece que son entretenidas y provechosas. Quizás os apetezca seguirlas, vernos las caras, escucharnos. En cualquier caso os anticipo aquí sus lecturas recomendadas: libros y autores. Pero podéis escucharles a ellos mismos, si queréis…¿Por qué no lo hacéis?
Mis entrevistados son muy buenos lectores. Son también buenos escritores que no dejan de leer y “releer”. Los tres son amigos: digo esto para explicar que me lo han puesto muy fácil – con la ayuda inestimable de Lara Cano y su cámara -, porque era la primera vez que “oficiaba” como entrevistador.
Empiezo por Martínez de Pisón. En los últimos años he tenido la fortuna de que, sin ningún merecimiento por mi parte, me situaran en algunas ocasiones junto al maestro Pisón para hablar del Guadarrama. Realmente no hay color entre uno y otro, pero al final espero que algo de su sabiduría se me haya pegado. En la entrevista Pisón habla de muchos libros: “un buen geógrafo tiene que ser un buen lector”, nos dice y lo explica bien. Recomiendo dos de los que es autor el propio Pisón “Tierra de Jules Verne”, de editorial Fórcola, y “El sentimiento de la montaña”, publicado por Desnivel. Otra obra excelente en la que colabora Pisón es “El Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama”, publicado recientemente por la Red de Parques Nacionales.
De la mano de Pisón, no de la mía, me permito transmitiros sus recomendaciones de lecturas o de relectura: volver al olvidado Azorín, o a Galdós, y, desde luego a Voltaire. El “Cándido” es siempre una delicia. Pisón se lo sabe casi de memoria. O quizás “Micromegas”. Se lee en una tarde, y Amazon te lo manda en nada de tiempo por unos eurillos.
Victoria Camps publicó un libro hace años que muchos de nosotros leímos con avidez : “Las virtudes públicas”, editado por Planeta. Se convirtió pronto en un libro de referencia, en una especie de libro de culto sobre lo que debe de ser un buen ciudadano. Victoria no habla de él en la entrevista, pero yo he querido citarlo. Habla de otros muchos libros – “mezclo mucho”, dice – que han influido en su vida.
Cuando era joven era una apasionada de los libros de “Celia” de Elena Fortun. Le gustaba el personaje de Celia; una muchacha lista y transgresora, y vuelve a ella con frecuencia. Kafka y Proust aparecen a menudo en la conversación. Le pido una obra clave para llevar la vejez con dignidad y no lo duda: “Un as en la manga” de Rita Levi Montalcini, Premio Nobel de Medicina; un libro “dedicado a desdeñar las reflexiones consolatorias o las lamentaciones especialmente sobre la senectud”. Lo estoy buscando y me gustaría que fuera una de mis lecturas.
Con Inocencio Arias me reuní en el bar del Casino de Madrid. Su pasión por la lectura le desbordaba desde el primer momento de nuestra conversación. Le salían historias personales, títulos de libros y autores sin parar. Empezó, como muchos de otros de nuestra generación, por los tebeos. Se devoró todos los libros de “el Coyote”. Luego siguió con Salgari, con los clásicos libros de aventuras…
Ya de mayor le apasionan los grandes rusos, Tolstoi, Dostoieski, Chéjov, sobre todo Chéjov, todos sus cuentos y en teatro El Tío Vania… Me gustó oírle esto último como comprenderán bien mis actores de la Compañía El Samovar. Sí, ando metido en teatro pero eso no viene ahora a cuento. Habla Arias con entusiasmo de Azorín y de Galdós y cuenta que por influencia de su padre leyó mucho a Fernández Florez y otros humoristas esspañoles y ellos vuelve con frecuencia: “no han perdido frescura” nos dice.
Tuve que parar. Chencho podría haber seguido y seguido. Pero la cinta de vídeo se acababa. Pero el verano no ha hecho más que empezar. Hay mucho por leer, por volver a leer. La lectura es un cuento interminable.
por Antonio Sáenz de Miera | 17-07-2015 | Familia

Me hicisteis hijos un buen regalo con motivo de mis ochenta. Yo creo que pensasteis :”tiene que ser algo que le complique un poco la vida a nuestro padre y le estimule”. Pues lo habéis conseguido. Gracias al regalo de la colaboración de Eduardo Salado para este blog -y aprovecho estas líneas para agardecérsela-, os puedo mandar esta entrada a vosotros solitos, porque a partir de ahora, en un nuevo formato que como veis ha mejorado (y lo hará todavía más) tengo diversas “categorias” y una de ellas es “familia” o sea, vosotros. Una maravilla y una complicación, por supuesto, (y es que probablemente, no hay maravilla que no lleve la suya).
Bueno, os mando este post únicamente para daros las gracias y para que comprobeis que vuestro regalo “está en marcha”. Quedan todavía muchas cosas por hacer pero todo requiere un comienzo. Y este es el comienzo. GRACIAS
por Antonio Sáenz de Miera | 15-07-2015 | Agradecimientos
Mi amigo Gorostiza, compañero de excursiones en Guipuzcoa y mejor bloguero que yo, ha acudido por primera vez al Aurrulaque y ha escrito estas cosas tan generosas. Gracias Carlos.
Podéis ver el artículo completo aquí:
http://mirandoalasmusaranas.blogspot.com.es/2015/07/mi-primer-aurrulaque.html
por Antonio Sáenz de Miera | 14-07-2015 | Grupo Iberoamericano
¿Murió? . . . Sólo sabemos
que se nos fue por una senda clara,
diciéndonos: Hacedme
un duelo de labores y esperanzas.
Sed buenos y no más, sed lo que he sido
entre vosotros: alma.
Vivid, la vida sigue,
los muertos mueren y las sombras pasan;
lleva quien deja y vive el que ha vivido.
¡Yunques, sonad; enmudeced, campanas!
Antonio Machado
Muchos recuerdos se van difuminando con el paso de los años, pero no, al menos en mi caso, los de aquellas personas a las que quise de verdad y con las que compartí plenamente alegrías, ilusiones, y esperanzas. Margarida Ramos, la queridísima Margarida, fue una de ellas. Me gusta ahora pensar en su sonrisa alegre, en su aire elegante –cuando se lo decía invocaba con gracia a sus “nobles” ancestros españoles-, en su mirada inteligente y expresiva y, por encima de todo, en su disposición abierta y generosa “para lo que fuera”. Siempre estaba dispuesta a hacer lo que hubiera que hacer si estaba en su mano. Y eso fue así desde el comienzo de eso que ahora llamamos Encuentros Iberoamericanos y que tantos nombres ha ido tomando a lo largo del tiempo.
Cuando estábamos dando los primeros pasos de aquellos Encuentros, era Joaquim Falcao Director de la Fundación Roberto Marinho, y gracias a la reunión de Rio, comenzó a forjarse entre nosotros una amistad que no ha hecho sino incrementarse con los años; hoy somos como hermanos. Pero Joaquim estaba entonces en otras cosas – es muy capaz de estar al mismo tiempo en cosas muy diferentes-y era realmente Margarida, que no sé muy bien que puesto ocupaba en la Marinho, pero que estaba en todas partes, la que echó el resto para resolvernos todos los problemas y hacernos la vida feliz. Eso es lo que a ella le gustaba: hacer la vida feliz a los demás. Comprendió bien el valor de nuestros vínculos iberoamericanos y supo “enchufar” a Brasil a nuestro movimiento. Y así siguió día a día, año tras año, hasta no hace mucho, y prefiero no pensar en hasta cuando, porque quiero imaginármela todavía “bella y resplandeciente” como un personaje velazqueño.
Hace algún tiempo que Olavo, su marido, me venía advirtiendo de que no estaba bien, pero yo me negaba tenazmente a ver la realidad. Los correos se los mandaba ya directamente a él, a su marido, pero nunca dejé de rematarlos sin un recuerdo cariñoso para “meu amiga” Margarida. Lo era de verdad. Se nos ha ido pero sigue entre nosotros: “Lleva quien deja y vive el que ha vivido” dicen unos versos de Machado que encabezan estas líneas. Es mucho lo que nos has dejado Margarida. Nos has dejado y también se ha quedado con nosotros. El cariño verdadero no caduca. Su sonrisa, su bonhomía, su natural elegancia, seguirán formando parte inseparable de los Encuentros Iberoamericanos del Tercer Sector.
por Antonio Sáenz de Miera | 14-07-2015 | General
Alabado seas, mi Señor,
por la hermana, nuestra madre tierra,
la cual nos sustenta y gobierna,
y produce diversos frutos,
con coloridas flores y hierba.
San Francisco de Asís
Lo que dice el papa Francisco en su Encíclica Laudatio sí es algo muy serio que a todos, cristianos o no, nos afecta y nos responsabiliza. No se anda por las ramas este papa argentino al hacer un diagnóstico de la situación de nuestra casa común: “hay que llamar a las cosas por su nombre: el calentamiento global lleva a la destrucción, la pobreza y la ruina”. Así de claro. El Papa no descarta las predicciones climáticas catastróficas ni utiliza paños calientes al denunciar la “codicia de sectores económicos privilegiados” como última causa del problema.
Me he leído de un tirón esta larga Encíclica en la que, en un tono coloquial y sencillo, se dicen verdades como puños. Dejará huella y suscitará entusiasmos y rechazos. De hecho, eso es justamente lo que ya está pasando. Leonardo Boff la ha definido como “La Carta Magna de la ecología integral: grito de la Tierra – grito de los pobres”. También nos encontramos con críticas acerbas como la de Rush Limbaugh, conocido comentarista de la televisión americana, que ha tildado el documento pontificio de marxista. Los del Tea Party le han aplaudido: al comentarista, no al Papa. Por aquí, por estos pagos, los liberales de toda la vida y los sectores económicos y financieros no han dicho nada. Me gustaría saber lo que piensan de verdad. Me lo imagino, pero me gustaría escucharlo, comprobarlo.
No hay que sorprenderse de estas críticas. Siempre ha sido así cuando la Iglesia se ha decidido a levantar su voz –no siempre se ha atrevido a hacerlo- en materia social (en materia moral, es otra cosa). Hay que ver la que se armaba en el Régimen de Franco cuando invocábamos a la Rerum Novarum en las Semanas Sociales de España para exigir el derecho de huelga o la libertad sindical inexistentes entonces.. Baste decir que aquellas asambleas multitudinarias, en las que no era difícil detectar una nutrida presencia policial, terminaban siempre a palos. Las autoridades aquellas han desaparecido y ahí sigue la Rerum Novarum como uno de los documentos más luminosos sobre la Cuestión Social de la Revolución Industrial. Algo parecido ocurrirá, creo yo, con esta Laudatio sí cuando se examinen con la perspectiva del tiempo los problemas de la mundialización de le economía y del desastre ecológico.
Mientras escribo estas líneas oigo en la televisión las palabras vibrantes de Francisco a cientos de miles de personas en Santa Cruz de la Sierra en Bolivia: ¿podía “predicar” algo diferente a aquellos movimientos sociales ávidos de palabras de esperanza? Decía y dice, por escrito, bien claro, lo evidente, eso que tanto nos cuesta aceptar y asumir. ¿Es que no nos damos cuenta de que la casa común está en peligro? ¿Es que no somos conscientes de las consecuencias que el cambio climático está teniendo ya en nuestras propias vidas? ¿Es que no percibimos que los pobres son cada vez más pobres y los ricos cada vez más ricos? Ah, pero eso no tiene nada que ver con el cambio climático, me podrían decir algunos. Pues que se lean, despacio y atentos, la Laudatio sí y se enteren, porque no una sino mil veces se dice con claridad que no hay dos crisis separadas, una ambiental y otra ética y social: ambas son en realidad la misma.
Os animo a leer esta Encíclica: es un documento magisterial con resonancias en la espiritualidad ecológica del santo de Asís y, al mismo tiempo, como me ha hecho ver uno de mis hijos, con detalles técnicos no usuales en un documento pontificio: fomento de las energías renovables, rechazo del mercado de CO2, preparación de la Cumbre de París…. Es cierto que tales precisiones no son “usuales” en la definición de la doctrina social de la Iglesia, pero la realidad es que este Papa, del que ya no se puede hablar con algunos amigos sin entrar en controversias, no es “usual “en nada de lo que dice o de lo que hace.
Para los más escépticos Francisco era un Papa de gestos, que no iba más allá, que su “papado” dejaría poco más que una impronta superficial, que no cambiaría “nada” de calado en el devenir de la Iglesia católica. Considero que esta Encíclica, en la forma y en el fondo, demuestra, creo yo, justo todo lo contrario. Es un texto de nuestro tiempo y para nuestro tiempo, en el que el mensaje de la Iglesia católica se enfrenta, sin temores ni renuncias ni subterfugios, a los problemas esenciales y acuciantes del mundo de hoy.