When the soul lies down in that grass
The world is too full to talk about.
Rumi
Me ha costado mucho entrar en el mundo trepidante de los whataspp –o mejor ya wasaps ¿no?-. Me daba una pereza terrible desprenderme de mi viejo aparatillo modesto y facilón y pasarme sin más a un sofisticado –y complicado- teléfono “inteligente”. ¿Para qué?, pensaba. Tengo un mac luminoso. Tengo acceso a internet, como todo el otro mundo, es verdad. Busco en esa enciclopedia universal que es google todo tipo de cosas, como lo hace la mayoría de la gente. Recibo y envío correos electrónicos constantemente y tengo un blog que actualizo cada diez o quince días con post nuevos, como este que ahora pongo. También estoy en twiter, pero apenas lo utilizo, quizás más adelante. ¿No era todo esto suficiente para sentirme “al día”?
Decía que sí, que me bastaba y me sobraba con lo que tenía, pero, en el fondo, no dejaba de darme cuenta –uno no es tonto- de que sin el dichoso teléfono inteligente me estaba quedando fuera de juego en algunas cosas de no poca importancia. Siempre tenía que decir que no: no, no había visto el video de mi ahijado Antonio esquiando; no, no había leído lo del viaje a no sé dónde, ni me había enterado de que a Itziar se le había caído un diente… Estaba en el limbo de los teléfonos tontos y, aunque decía que no me importaba, lo cierto es que ese aislamiento -no sé si real o imaginado- me fastidiaba cada vez más. Era el único de la familia que no formaba parte del “grupo” y eso de quedarse fuera preocupa siempre un poco, sobre todo a estas edades tan puñeteras. No es que quiera estar en todos los asuntos, subirme a todos los trenes que pasen. No, no es eso. Lo que quiero es no dejar de aprovechar todo aquello que me pueda producir satisfacción y en lo que pueda todavía aportar algo; todo aquello que me mantenga vivo y coleando.
Claro que hay que hacer un esfuerzo para entrar en estos trastos de las nuevas tecnologías, pero al final son una bendición. Me pregunto que hacía la gente de mi edad cuando no podía echar mano de ellos y se quedaba sola ante el peligro al abandonar sus trabajos en la empresa, en la Administración o donde fuera. Los jubilados de ahora lo tenemos más fácil: sin gastarnos un duro –se habla poco del “estado de bienestar” que proporcionan las nuevas tecnologías- podemos (caramba con el “podemos”, se cuela en cuanto nos descuidamos) mantenernos en contacto con el mundo. Hay quienes han decidido cortar por lo sano y no meterse en estos líos.. Cada quien que decida hacer lo que mejor le plazca. A mi la verdad no me va mal; imagino que este nuevo mundo de múltiples pantallas en el que me estoy metiendo me dará también problemas, equívocos, distorsiones., pero de momento, no puedo sino decir que estoy fascinado, con mi nuevo smartphone -así le suelo llamar pomposamente cuando me da por presumir-. Lo compré hace tan solo unos días; me armé de valor y me fui a una phoneHouse –no quiero ni pensar como quedaría uno si llamara a estos modernos establecimientos “casas de teléfonos”- a ver que había. Tuve que estar un rato en la cola –solo en estos sitios hay ya colas- y me puse en manos de la vendedora. Me aconsejó bien por lo que parece: mi nuevo teléfono, aparte de “precioso” es también “acuático”. ”Puedes hacer fotos debajo del agua abuelo”, me dijo lleno de admiración mi nieto Roque. Por ahora prefiero no pensar en esas aventuras pero todo se andará. Me conformo por el momento con deslizar suavemente mi dedo por la pantalla para ver que pasa por ahí. Ya recibo bastantes whatsapp y espero aún más después de esta “entrada-aviso”.
Pero no os apresureis. Anoche, exactamente anoche, me dejé mi flamante aparato en un taxi al salir de los Renoir. Os podeis imaginar como me encuentro. Mi gozo en un pozo, en un taxi, más bien. El conductor parecía honrado comento con mi mujer…sí, pero pudo entrar un nuevo cliente y llevárselo. Así estoy de preocupado cuando termino estas líneas. No sé si aparecerá, no lo sé. Aquí me hallo, a la espera de alguna llamada, una señal, que dudo que llegue. Pero aparezca o no seguiré en el empeño. Esperad dos o otres días y ya me podreís mandar whatsapp y algún donativo si es posible. Porque si finalmente, como ya me temo, tengo que volver a la phone house no me vendrán mal. Los donativos quiero decir.
Fantástico, Antonio. Sobre todo tu sentido del humor, como el de los grandes: por favor, escribe más así.
Genial tu texto, Antonio. Te acompaño en el sentimiento; y espero vivamente que puedas recuperar el teléfono. Pero genial la entrada. Un abrazo.
Ánimo Antonio, no te dejes amedrentar por la pérdida y renuncies al whattsapp. Y enhorabuena por tu entrada llena de guasab, o si lo prefieres, de ese sentido del humor al estilo inglés del que haces gala en el trato diario con tus amigos y en tus escritos…
Julio
La primera en la frente, Antonio.
En cuanto lo recuperes o -espero que no- compres otro, pregunta por las aplicaciones que hay para tenerlos localizados. A mi me han venido muy bien. La tecnología, dices bien, trae mucho bienestar.
No tenías descargado el programa de localización ? Ánimo que vas a estar encantado lleno de fotos , bromas, vídeos absurdos , etc etc con tu nuevo tel . No podrás vivir sin el, como no pasa a todos
Pero que bueno Antonio. No se puede contar mejor.
Muy bueno! Me ha hecho mucha gracia! La verdad es que yo tengo adicción total. Mi teléfono es una pequeña ventana al mundo. algo así como la bola mágica en la cual los antiguos magos podían ver lo que pasaba lejos… Un abrazo!
Ojalá lo encuentres. Si no, cuenta con mi ayuda en esa petición de donativos que anuncias. Un fuerte abrazo Luis
Luis Suárez Migoyo 650 16 29 83
Que buena entrada!! Qué manera tan acertada de explicar las ventajas y las sensaciones del móvil! Yo reconozco que sufro de nomofobia, si no sabes lo que es te invito a buscarlo en Google!
Buenas Tardes Antonio:
Una vez más, y van … nos has sorprendido a todos con tu excelente relato (no excento de buen humor) sobre la necesidad o conveniencia de “estar al día en el uso de las nuevas tecnologías”; eso de estar “out de tu propio y numeroso grupo familiar” es motivo suficiente para adoptar la acertada decisión que tomaste sin duda.-
Pero como queda demostrado, … “poco dura la alegría en la casa del pobre” (y bien que lo siento), razón por la cual cuenta también con mi colaboración para sustituir tu Smartphone extraviado por “otro de nueva generación” porque, desde tu compra hasta hoy, … “seguro que salió ya otra versión con alguna novedad tecnológica que justifique un precio mayor.-
Las nuevas tecnologías, como todo poder, están animadas por la voluntad de saber (como es tu caso), pero también por el afán desmedio de control de todo cuanto hacemos o decimos.- ¿Qué lugar retirado nos queda luego a la intimidad? En cualquier caso, Antonio, en cuanto dispongas de tu nuevo Smart, será un verdadero placer compartir también contigo muchas de nuestras vivencias por Asturias; sin ir más lejos – nuestro grupo : “Forever Young” – (Felipe, Kike y yo) salimos el pasado domingo Al Angrilu, iniciando nuestra primera excursión con raquetas de este año con un metro y medio de nieve y un paisaje y día, inigualables.- Un abrazo
Hola Antonio.
Me ha encantado el artículo.
Has encontrado el teléfono?
Un beso fuerte desde este lugar paradisiaco
Enviado desde mi iPhone
Uy ! Espero que lo recuperes pronto ! Menudo disgusto me habría llevado yo ! Menos mal que tú siempre has tenido sentido del humor Y menos mal que justo ahora que te he vuelto a localizar a través de este fantástico blog al que me acabo de suscribir cuando lo que quería era contactarte por whatsapp! Pero es que además hoy me he dado cuenta de que he perdido tu número sin duda en un cambio a uno de estos aparatitos de nueva generación que llaman ! Podrías contactarme tú por mail ( que acaba siendo muy útil ). Mil gracias. Un abrazo .