Allende Guadarrama

Un blog de Antonio Sáenz de Miera
Itsas ertzezo herri politen aukeramena daukazu/Si tienes que elegir entre pueblos costeros bonitos
eta nora joan daktzula igoai egongo zera zu/e igual no sabes a donde ir
Dudarik ere etzazu egin/no lo dudes
umerik baldin badezu lasai igaro ta jolasteko/si tienes niños y quieres estar tranquilo y jugar
Deba aukeratu zazu/elige Deba
(…)
Debako Herriari

En las fiestas de este año en Deba lo más sonado no han sido las fotos de los presos -ya solo había una en el balcón del Ayuntamiento- ni las pancartas “oficiales” que ya casi ni se miran o al menos eso me parece a mi. Lo que ha llamado la atención ha sido la pitada a la alcaldesa el día de la tamborrada y los pañuelos rojos con el “Gora Deba” que lucían la mayoría de los vecinos.

Llevo casi cincuenta años veraneando en este pueblo de Guipúzcoa y sé bien lo mucho que pueden dar de sí los festejos de agosto: “Jaiak bai, borroka ere bai”, o sea, fiesta, movida y agitación, que es lo que piden las consignas y los carteles. Aquí, en Deba, el momento cumbre de los sanrokes es la tamborrada en la Plaza Mayor en donde la multitud canta y baila al son de la celebre “Marcha de Deba” de Sorozábal. Ahí fue cuando la alcaldesa de Alternatiba -más o menos Bildu- recibió una de las mayores pitadas que se recuerdan en la localidad. No, como venía siendo habitual, por haber pronunciado algunas palabras en castellano o por algo relacionado con la banderas. No, en esta ocasión la pitada y los abucheos se debían al apoyo del actual gobierno municipal a la “independencia” de Iciar y barrios adyacentes.

Por lo que se está viendo son muchos los vecinos de Deba que no comparten esa decisión de la alcaldesa. Te lo sueltan en cuanto pueden: somos el 90% y vamos a quedar en manos de una pequeña minoría. Están que trinan. No les dejaron participar en la consulta popular convocada por los de los barrios secesionistas para ejercer su derecho a decidir. Se aprobó por una gran mayoría, como era de esperar, pero los vascos de Deba no pudieron votar. Han constituido la plataforma “Gora Deba” para defender sus posiciones. Ellos han sido los que han promovido la pitada y los que han pedido que la gente llevara pañuelos y pusiera colgaduras con mensajes de protesta. Los de los barrios han visto en ese “Gora Deba” una réplica del “Viva España” y les han acusado de españolistas –un terrible insulto por estos pagos euskaldunes- pero han recibido exactamente la misma acusación por haber aprobado el acuerdo gracias a una norma “española”, menos estricta que la foral en cuanto al quórum exigido. Lo de “españolistas” o “no españolistas” empieza ya a oler a puchero enfermo, los tiempos han cambiado, pero ahí sigue. A los que disfrutamos de la hospitalidad de Deba, a los que nos sentimos aquí como en casa desde hace tantos años y mantenemos unas relaciones sinceras y amistosas con todos, la persistencia de esos viejos y anacrónicos recelos nos produce pena y hasta un poco de irritación. Yo a veces pienso, para mis adentros naturalmente, que ese sentimiento antiespañol se ha convertido, en algunas ocasiones y para alguna gente, en una especie de pose, de gesto casi inevitable de reafirmación, una suerte de peaje que hay que pagar para no ser acusado de traidor a la patria.

Todo lo que acabo de contar podría ser un perfecto retrato berlanguiano de cómo están ahora las cosas en el País Vasco. Sería excesivo por mi parte sacar conclusiones generales de este debate Iciar-Deba, que llevaba años fraguándose y que ahora ha explotado al tener las riendas del poder la izquierda abertzale. Se trata de un tema local, y nada más. Demuestra, sin embargo, de alguna forma, que, desaparecida ETA – y eso es lo más importante que ha pasado por aquí en mucho tiempo- la situación se ha estabilizado sensiblemente -Urkullu se ha distanciado claramente del soberanismo catalán- y comienzan a surgir las cuestiones de la vida de todos los días, las que plantean los ciudadanos con sus reivindicaciones más inmediatas. Es un síntoma de normalidad, un buen síntoma.

La gente está ahora menos condicionada, es cada vez más libre, más exigente, y se enfrenta a asuntos para los que no valen ya los clichés ni las consignas de siempre. En la “cuestión debarra” realmente no hay “españolismo” que valga: todos son vascos, todos han de tomar una decisión al respecto, y han de hacerlo de la mejor forma posible, la que cree menos traumas, la que facilite el desarrollo económico de los pueblos y de los ayuntamientos y la buena convivencia entre sus ciudadanos. A veces se llega a lo más sencillo por las vías más tortuosas. Un año más diré “Gora Deba” porque este es también mi pueblo y ésta es también mi gente. Aquí he visto jugar y disfrutar a mis hijos y a mis nietos como en ningún otro lugar. Hago míos los versos del comienzo, porque si tienes que elegir “entre pueblos costeros bonitos”, no lo dudes, este es tu sitio.

 

A la memoria de Manuel de Cárdenas Pastor, abuelo de mi mujer y gran arquitecto. Supo en su momento elegir y Deba le ha dedicado este paseo. Las casas que aparecen en la fotografía fueron proyectadas por él.

 la foto