“No vivas para que tu presencia se note, sino para que tu falta se sienta”
Bob Marley.
Nos hacemos viejos, nos jubilamos, pasamos a otro nivel. Empezamos a ver las cosas de otra manera. Nos empiezan a ver de otra manera. Damos pasos cortos, tenemos mirada larga. Somos de la generación del Rey y estamos, creo yo, en mejores condiciones que nadie para entender su decisión de abdicar la Corona.
La semana pasada, pocos días antes de dejar de serlo, el Rey presidió en la Zarzuela el Patronato de la Fundación Cotec para la promoción de la innovación. Fue él quien la hizo posible y la considera con toda razón como algo “muy suyo”, algo en lo que ha puesto su empeño personal. Era lógico que quisiera despedirse. Eso pensábamos pero pronto supimos que no era esa su intención: “he hablado con el Príncipe”, nos dijo “y me deja seguir”. Cansado y mayor, sí, el poder, los problemas, y el paso del tiempo agotan… Hay que dar paso a la juventud. Es ley de vida. Todo eso…. Pero hay que seguir pedaleando, y es bueno que el Rey padre lo sepa y pida cancha. Es bueno para todos me parece a mi, para su hijo desde luego, pero también para el país que podrá seguir aprovechando su experiencia y su imagen en el mundo. No es fácil en cualquier caso la situación en la que el Rey voluntariamente se ha embarcado y va a exigir mucho tacto y mucha filigrana su encaje en el nuevo escenario.
Cuando algunos veteranos de su quinta nos acercarnos a saludarle se le alegró el rostro y se le encendió la mirada: nos llamó viejos rockeros. Era a nosotros a quien se lo decía, pero creo que en el fondo se estaba retratando a sí mismo. Con todos los respetos así veo yo al Rey en estos momentos: como un viejo rockero de esos que nunca mueren pero que ha comprendido que una época ha llegado a su fin. Que lo que sirvió y fue bueno en su momento, no es que ahora sea malo es que ya no puede funcionar. Cruje por todas partes y algo o mucho debe de cambiar. El Rey ha comprendido todo eso en medio de la zozobra general y de su particular cansancio. Su decisión ha sido valiente y consecuente. Ha movido ficha y ha puesto en marcha –ese es su principal mérito- una renovación profunda del paisaje institucional del país. Es un cambio de guardia, en palabras de Varga Llosa, en un artículo reciente en El País.
El futuro es para los jóvenes. Es una obviedad. Pero mucho de ese futuro que tendrán los jóvenes de ahora estará, de alguna forma, en el pasado. Somos viejos, pesados, lentos… Pero aún tenemos cuerda para rato. La cuestión está en saber encontrar nuestro papel, nuestro lugar, la forma y el momento más adecuado para decir determinadas cosas. Y a quien decírselas… Y la paciencia necesaria para callar otras cosas. Hablar con serenidad y callar con prudencia. Seguir andando por los caminos que nos dejen y abrir otros, si podemos…. Me parece que los más veteranos estamos en la mejor tesitura para contemplar las cosas de otra manera. Podemos ser más innovadores y más revolucionarios que en nuestra juventud. Podemos serlo sin infundir temor.
El Rey ha dado el paso decisivo: un cambio necesario para la monarquía, un cambio natural para su propia vida… Y, como esos viejos rockeros que nunca mueren, sabrá dar la nota exacta allá donde “le toque” hacerlo. Lo lleva en los genes.
Excelente, Antonio, en todos los sentidos: en el concreto al que lo aplicas y en el general que nos aplicas. En este punto guardo tus palabras, más que sabias: “El futuro es para los jóvenes. Es una obviedad. Pero mucho de ese futuro que tendrán los jóvenes de ahora estará, de alguna forma, en el pasado. Somos viejos, pesados, lentos… Pero aún tenemos cuerda para rato. La cuestión está en saber encontrar nuestro papel, nuestro lugar, la forma y el momento más adecuado para decir determinadas cosas. Y a quien decírselas… Y la paciencia necesaria para callar otras cosas. Hablar con serenidad y callar con prudencia. Seguir andando por los caminos que nos dejen y abrir otros, si podemos…. Me parece que los más veteranos estamos en la mejor tesitura para contemplar las cosas de otra manera. Podemos ser más innovadores y más revolucionarios que en nuestra juventud. Podemos serlo sin infundir temor”.
Eduardo (ya desde luego sin infundir temor, si alguna vez lo provocamos)
EFEBOLATRÍA
me acabo de inventar, Antoniio, una palabra mágica, plurivalente y absolutamente ubicua, la cual, pese a estar en la mente de todos, carecía de un término genuino hasta la fecha. Si tuviera tiempo me encantaría averiguar de dónde surge esta ciega adoración y reverencia de la juventud en todas sus formas y formatos, pero sobremanera de la juventud en sí misma, como si el hecho de ser joven comportara un prestigio añadido a cualquier bípedo implume sea cual sea su condición, su preparación o su solvencia. Me parece demasiado fácil imputar -otra palabra de moda-, a los publicistas de los grandes almacenes y sus campañas litúrgicas para vendernos con simétrico entusiasmo cremas anti-age y programas de fitness político que harían ruborizarse a cualquier estadista con un neocórtex moderadamente desarrollado. La juventud más que vender arrasa, sea en su dimensión Podemos o en la variante Ocho apellidos vascos. No importa que ambas afecten la misma vacuidad programática, la misma simpleza, la misma evanescencia. Lo que se lleva es la desmemoria, la banalidad del pensamiento light, eso que Lipovetsky definió como el Imperio de lo Efímero, preámbulo de la Era del Vacío.
Me preocupa el clamoroso desequilibrio de la balanza. También los griegos adoraban la juventud y el canto al cuerpo cifrado en sus atletas olímpicos pero, sabios como eran, no veneraban menos el pensamiento y la reflexión filosófica, patrimonio de los ancianos, de esos mismos ancianos que hoy entendemos que no valen para nada y de los que solo esperamos una abdicación escalonada en todos los ámbitos -primero Juan Carlos, luego Del Bosque. y así sucesivamente-.
Ironías al margen, creo oportuno recordar que la palabra Senado viene de senex, persona de edad, anciano. Lejos de ser un término despectivo, como lo es hoy, implicaba un prestigio añadido. Los ancianos encarnaban la memoria y la experiencia, la sabiduría y la prudencia. Un síntoma evidente de la flamboyante decadencia actual en todos los órdenes pasa por la inanidad de nuestro Senado, reducido a una suerte de club vacacional para jubilados políticos, sin relevancia alguna en la política nacional.
Acertó el rey al calificaros como “viejos rockeros”, pues la fórmula aparentemente frívola llevaba aparejada una carga de profundidad que has sabido detectar. Abdica, pero seguirá puntuando la partitura detrás del escenario. Se lo entrega a un príncipe, mañana rey, que, siendo joven, acredita la suficiente experiencia para no dar pasos en falso sobre el tablazón de una España convulsa, perpetuamente peleada consigo misma y carente de un mínimo sentido de Estado, como sería propio de una nación con seis siglos de historia a la espalda.
El rey se ganó la corona a pulso, no por ser rey, sino por su empeño en el día a día. De Felipe esperamos lo mismo, no por su juventud, ni por su herencia, sino por eso que no se enseña en los libros y se forja en las decisiones del día a día. Haría bien en no rendirse a la “efebolatría” dominante y rodearse de un discreto senado personal, no necesariamente cargado de edad, pero sí al menos de conocimiento.
Buenas Tardes Antonio:
Acabo de delitarme, una vez más, con tu acertado artículo sobre “Los Viejos Rockeros” que, nuestro común amigo Enirque Perea me acaba de reenviar; al principio confundí vuestra Fundación Cotec con la Fundación Secot, pero queda claro que aunque tenéis obejtivos distintos, ambas persiguen La Excelencia en vuestros respectivos cometidos.-
Si en la primera, tenéis a nuestra Carmen Moriyón, en la segunda está como Presidenta Fundadora Dña. Lucía Gómez de Baeza Tinturé, así que la presencia asturiana, en ambas, está más que representada y justificada.-
En esta semana de transcendecia histórica que vivimos y también en los futuros meses que nos quedan por delante, a todos nos vendría muy bien aplicar tu reflexión: ¡¡Hablar siempre con serenidad y saber callar siempre, con prudencia!!
y todo ello evitando los falsos dilemas, separando muy bien “el trigo de la paja” y un largo etc.
Si los Los Beatles y Rollings Stones siguen siendo capaces de “hacernos mover el esqueleto” a nuestros años, ¿quién podrá prescindir de Los Viejos Rockeros, de su honrradez, cultura, educación, experiencia y un larguísimo etc.? Pues a decir verdad, nadie que tenga dos dedos de frente y aspire a construir un mundo mejor.-
Un abrazo
P.D.: A ver si en la entrega de los Premios Príncipe de Asturias del próximo otoño, tenemos el gusto de volver a verte por “La Tierrina” como ex-alumno y becario de la Fundación Fulbright; además, este año “estrenaremos una nueva Reina Asturiana” que esperemos esté siempre a la altura moral, intelectual y humana que todos esperamos también de élla.-
OLD ROCKERS!
YOU HAVE ROCKED THE WORLD AND KEEP ON ROCKING ALWAYS!
YOU ROCK WITH YOUR WISDOM creating THE LIFE IN INNOVATION IGNITED!
gracias Pranjal te recrdamos con todo cariño. un abrazo antonio
Date: Wed, 18 Jun 2014 18:52:34 +0000 To: asdemiera@hotmail.com