La verdad adelgaza y no quiebra, y siempre anda sobre la mentira como el aceite sobre el agua.
Miguel de Cervantes
Pues sí, yo también voy a echar mi cuarto de espadas sobre el célebre falso documental que emitió la Sexta hace dos domingos. No sé a quien le puede interesar mi opinión después de todo lo que ya se ha dicho, pero me pide el cuerpo decir algo al respecto, especialmente sobre un asunto que creo ha sido poco tratado.
Mi hija Ana es una gran admiradora de Évole (otros hijos míos no lo soportan, todo hay que decirlo) y nos tiene sobre aviso de sus programas: “no os perdáis el de Operación Palace”, nos dijo, y, naturalmente, no nos lo perdimos. Cuando me acerqué a verlo estaba hablando Federico Mayor a quien conozco desde hace ya muchos años: los dos somos mayorcitos, aunque él está, me parece a mí, más “joven”, y ese día, en el documental, le vi muy bien. Iba como un “pincho” y hablaba con el aplomo de siempre. Estaba yo en esas de “¡pero mira que bien está Federico!” cuando le escucho decir algo que me deja estupefacto: ¿pero qué está diciendo este hombre?
No perderé tiempo en explicarlo porque creo que ya todo (o casi) el mundo lo sabe. Se refería a la planificación del asalto al Congreso del 23F en una reunión en el Hotel Palace de Madrid (#OperaciónPalace) a la que asistieron representantes de la Casa del Rey, del Ejército y de los partidos políticos. Una auténtica bomba que, en principio, desconcertaba al más pintado. No me lo podía creer, me quedé atónito. Todos estos años habían sido fruto de una mascarada. Ni por un minuto pasó ni por mi imaginación que Federico Mayor nos estuviera mintiendo. Pero, de hecho, lo estaba haciendo, como todos los que intervenían en el documental: políticos, periodistas, historiadores. Para no creérselo…
Pero yo me lo creí; debo de reconocer que me tragué lo que decía mi amigo Federico y lo que dijeron todos los demás. Y no me indigné al saber que todo era pura ficción, como se indignó, por ejemplo, mi yerno que escribió inmediatamente un tuit “dándose de baja” en Salvados. Yo no me indigné, pero hubo algo que me intrigó desde el principio y sobre lo que ahora hablaré: ¿porqué habían aceptado los políticos entrar en aquel juego? Me parecía una cuestión de cierta importancia y que ha merecido a mi juicio poca atención.
Creo que exageran la nota quienes se han enfadado con Jordi Évole. Es un periodista con muchos seguidores, que trabaja en una televisión comercial y que tuvo una idea original. Logró captar la atención de 5.2 millones de telespectadores, su programa tuvo un 23,9% de share y al final no engañó a nadie. No era eso lo que pretendía, según ha declarado, sino provocar la crítica y la reflexión, algo que, evidentemente, ha logrado con creces. No veo por todo ello, ya lo decía, razón alguna para enfadarse con Évole ni con la Sexta. Estaban en lo suyo. De enfadarse con alguien, y conste que no veo tampoco razones para hacerlo, habría que dirigir la mirada al grupo de políticos y periodistas que se prestaron a entrar en el juego y hacer creíble el falso documental. Su presencia fue esencial para que las mentiras tuvieran todo el aspecto de ser verdades. ¿Qué les movió a participar en aquel fake?; ¿cómo lograron convencerles, que les dijeron, que les ofrecieron? ¿Sabían a lo que se exponían?, ¿pensaron en esa cuestión del quid prodest que no deja de tener su importancia en asuntos como éste?
Me intrigaban estas cuestiones y además, ya lo dije, me parecían importantes. Decidí ir directamente al grano y ayer mismo dejé un recado en la Fundación Cultura de Paz para hablar con Federico Mayor que es su presidente. Pronto se puso en contacto conmigo. Es un hombre extremadamente amable y generoso y tiene un concepto de la política muy diferente al de los políticos tradicionales. Claro que sabía a lo que se exponía me contestó con rápidez, y aceptó porque pensaba que el programa tendría un efecto pedagógico muy positivo: ayudaría a la gente a reflexionar. No le extrañaba que las dudas sobre el 23F hubieran aumentado como consecuencia del documental ( ver Antonio Elorza en El País y García Montero en Público); era algo esperado, me dijo. Y me dijo también algo que yo no esperaba: que confiaba en que su difusión contribuyera a que se abrieran de una vez los archivos a los que no se puede todavía hoy acceder. En resumen: lo tenía muy claro y no le pesa – sino todo lo contrario- haber participado en el programa. Cree que a los otros participantes tampoco.
En parte, ya tenía respuesta a mis preguntas. Évole tuvo una idea y encontró los colaboradores que necesitaba para llevarla a cabo, para dar credibilidad a algo que no era mas que una ficción. Tengo la impresion de que todos, unos por unas razones y otros por otras, sabían a donde querian llegar. Y probablemente llegaron.
¿Qué fue primero, Antonio, el circo o el teatro?
Esta es la pregunta que se me ha incubado en la mente después de leer tu artículo. Parece banal, pero es capital. Pues, a decir verdad, ¿qué representaron nuestros próceres en el programa de Évole? ¿Una tragicomedia política en torno al 23/F o tal vez una performance circense donde Évole era el domador y nosotros los leones, primero indignados, y finalmente furiosos por devorarnos a esa casta sumida en el hiperedesprestigio a la que ya solo le faltaba eso para bordarla? Como en la vieja Roma, yo, que me creí los diez minutos de programa que presencié, ya estaba volteando mi pulgar, la pena máxima, hasta que comencé a sospechar de que todo era un montaje, como se reveló al final. No se me dibujó ni media sonrisa. Te diré por qué: porque lo peor de todo, la razón por la que tantos caímos en el engaño, pasa por la idea que tenemos de nuestros gobernantes presentes, pasados y me temo que futuros: los creemos capaces de todo. Una vez más se burlaron de nosotros y, una vez más, como todos los días en los telediarios, sin verlos, los estaba viendo comparecer ante los tribunales (esta vez catódicos), sin perder su indesmayable sonrisa de aquí no pasa ni va a pasar nada, pase lo que pase -llámese Noos, Gurtel, Palau, Eres, 23/F o lo que toque-.
Si esto fuera Suecia, el programa hubiera tenido alguna gracia. En España, en la España de hoy, no dejó de ser un esperpento amargo cuya única virtud es-fue la de plasmar, aunque fuera por adversativa, lo poco o nada que nos seguimos fiando de ellos.
Y esto sí que es un drama.
Pero volviendo al comienzo de estas líneas -¿circo o teatro?-, me parece interesante advertir un parecido razonable entre ambas posibilidades: la sede de la soberanía nacional, el Congreso de los Diputados, se escenifica en un espacio que tiene mucho en común con los teatros romanos. EL HEMICICLO ENTENDIDO COMO HEMICIRCO. Un circo a medias donde todo tiende, más que a la comedia del arte, a la ópera bufa.
¿Cuál será la siguiente? ¿ La X de los GAL, la sucesión de la Corona, la independencia de Cataluña presentada como un epílogo a la Guerra de los Mundos?
Adelante Évole, ya estamos esperando que saques a escena a tus Tartufos
Por favor,¿Qué es un “fake”?
Gracis Joaco por participar en el blog. No contesto a tu pregunta porque veo que ya lo ha hecho Álvaro Bermejo, , buen amigo e ilustre y cultisimo donostiarra,No le preguntes ahora lo de hierogfante porque lo mismo te contesta.
De todas forms aprovecho para decirte que no solo no me gusta nada, sino que soy enemigo acerrimo de emplear terminios en inglés, sobre todo si existe una buena traducción española,, pero esta vez me vino lo de “fake” y lo solté.
No volveré a hacerlo Joaco sobre todo si me proporcionas alguna expresión en español, que seguro que la hay, que quiera decir lo mismo y no sea demasiado larga.
Fake (‘falso’ en inglés) se refiere en general a una falsificación. Se utiliza particularmente en el mundo de Internet y en especial entre los usuarios de programas de descargas para referirse generalmente a un archivo o un servidor falso, que no es lo que aparenta. También se puede utilizar para describir un montaje fotográfico, un anuncio falso, o un montaje como el de Jordi Évole quien, por cierto, a partir de ahora deberia cambiarse su apellido por un espumoso “ET VOILÁ, .Es lo que le va al mundo del circo mediático y la prestidigitación política, donde ya es uno de sus sumos hierofantes. (Prohibido preguntar ahora ¿qué es “hierofante”?
Buenas Tardes Antonio:
Siempre son muy interesantes e ilustrativas tus reflexivas opiniones sobre los temas que “sacas a colación”; este de “La tragicomedia político-militar del 23 F” orquestada por el bueno de Jordi Ëvole, le dió sin duda mucho rédito a la Sexta pero nos sigue dejando muchísimos interrogantes sobre lo acontecido en la realidad.- Que todo ello se “hubiese orquestado” (dentro del contexto cómo se vivía en sos años), para demostrar lo frágil que era (y lo es) nuestra democracia e intentar “cambiar el rumbo” hacia modelos de democracia más ejemplarizantes, … puede ser también otra interpretación.- Pero lo cierto es que, luego del tiempo transcurrido, el balance que podemos hacer hoy de temas igualmente graves y transcendentes como: El 11 M; Casos Noos, Gurtel, Palau, Eres de Andalucia (voy a proponer, al menos, levantarle una estatua a la Juez Mercedes Alaya, en nuestro Naranjo de Bulnes) y en nuestra tierra asturiana, temas como realizar “una mini auditoria de párbulos sobre los 24.000 millones de Euros, recibidos desde el año 1990 a la fecha, en concepto de Fondos Mineros, o – para terminar – el Teatro-Juicio sobre Mina La Camocha, con un fraude de 95.000 Tns. de carbón importado, vendido luego como de producción nacional y cobrando,además, las subvenciones correspondientes, etc. etc.demuestran que seguimos con un sistema democrático muy poco fiable y cada vez más injusto.-
Estoy terminando de leer el libro del Juez Elpidio José Silva – “La Justicia Desahuciada”, que no tiene desperdicio y pone aún más “los pelos de punta”, al constatar sobre qué pilares descansa nuestra Justicia Nacional, base de toda convivencia civilizda en cualquier sociedad seria.-
Me alegrará mucho verte de nuevo por “La Tierrina”, este próximo verano.- Un abrazo
Gracias Tito; poe seguirme y por tus comentarios, tan sabios como los que podría hacer nuestro recordado amigo Alberto. Cuando te leo me parece estar oyendole.
un abrazo
antonio
Gracias Jordi, por mentirnos
y luego decir que nos has mentido
a todos los que, por uno u otro medio
nos mienten todos los días
sin darnos más explicaciones
Puede decirse, sin complicarse más, engaño, montaje o superchería