“No pido riquezas, ni esperanzas, ni amor, ni un amigo que me comprenda; todo lo que pido es el cielo sobre mí y un camino a mis pies.” R.L. Stevenson.
Publicado en Abc el 19 de febrero de 2014
Parece que el potente lobby de los cazadores y de los cotos de caza puede estar metiendo al ministro Cañete en un charco innecesario y peligroso. Como el ministro es hombre prudente y sagaz, es muy probable que finalmente no caiga en la trampa, pero en esto de la política nunca se sabe.
Las relaciones entre senderistas y cazadores, reguladas en cierto modo por la Ley de Caza de 1970, son más bien delicadas. Nadie pone en duda que los cazadores tienen sus derechos pero conviene saber que, a los senderistas, que también tienen sus derechos y, además, no llevan escopeta, se les ponen los pelos de punta cuando oyen tiros y no saben bien de dónde vienen. Sea como fuere, mal que bien, y con algunos sustos de por medio, los miedos y los recelos se han ido superando y el statu quo actual entre senderistas y cazadores está funcionando razonablemente bien. Cada quien contempla y disfruta de la Sierra de forma diferente. Hay un cierto nivel de respeto y de tolerancia mutuos, como no puede ser de otra forma.
Así las cosas, como digo, se otea en el horizonte una inquietante iniciativa legal por la que, al parecer, se prohibiría a los senderistas el uso de los montes públicos en las épocas de caza. Nada más y nada menos. Ya no habría problema de miedos ni peligros: muerto el perro se acabó la rabia. Los senderistas e casa los fines de semana y los cazadores a pegar tiros a sus anchas. Un verdadero disparate.
Nadie se puede extrañar de que, ante tamaño desaguisado, se haya producido una amplia rebelión entre determinados avisados senderistas. Se nos puede decir que nos ponemos la venda antes de tener la herida. Sí, es cierto, pero digo yo que más vale prevenir que curar. Mejor poner el grito en el cielo antes de que nos pongan a tiro.
Amo los caminos, los bosques, las montañas, los cielos que los abrigan y los silencios que los envuelven. Sus dueños no somos nosotros, sino esos complejos ecosistemas animales que les confieren su alma. Como “zoon politikon”, animal político, definió al hombre Aristóteles. No somos muy diferentes a ellos. Precisamente por ello no puedo entender las mil y una variantes de maltrato animal entre las que cuento la caza, digan lo que digan incluso quienes la defienden como “ecológica”. Que a estas alturas de la evolución -cerraré el post con una cita alusiva a Darwin-, aquellos que aman la vida, y hacer de ella sendero, se vean postergados precisamente por quienes encuentran un divertimento en masacrar corzos o perdices, me parece todo un síntoma de la entropía global que envuelve a nuestro país en todas las escalas. Más allá del grito en el cielo que tan acertadamente pones en prosa, Antonio, me atrevo a suscitar en tu blog la idea de que el Parque Natural de Guadarrama sea declarado un espacio amigo de la vida y, por tanto, exento de cualquier actividad cinegética.
Defender los senderos nos obliga a defender igualmente a quienes los transitan como señores naturales de su habitat: los animales. No me cabe duda que habrá quien considerará esta una idea disparatada. ¿Compararnos con los animales y reclamar para ellos los mismos derechos que para los humanos?
La pregunta se suscitó hace mucho tiempo -ahora viene la cita-, precisamente cuando se debatía la “aberración” darwiniana de que el hombre pudiera descender de los simios.
En su célebre discusión con el obispo Wilberforce, éste preguntó a Thomas Huxley –un darwiniano genial-, si descendía del mono “por parte de padre o de madre”. La respuesta de Huxley ha pasado a la historia: “si me pregunta si preferiría tener a un pobre simio por abuelo, o a un hombre poseedor de grandes medios e influencia, y que sin embargo empleara esas facultades para ridiculizar una discusión científica, sin dudar afirmo mi preferencia por el simio”. Sus palabras definen meridianamente la postura animalista, ojalá también la senderista, en todo lo que respecta a la polémica que planteas. Amamos los senderos porque amamos la vida. Con cada animal que consentimos matar para contentar al depredador que llevamos dentro, morimos un poco todos nosotros.
Gracias Álvaro; como tantas otras veces tu comentario supera a mi entrada o, en cualquier caso, la aclara y la precisa.
Dos puntualizaciones, sin embargo.
Una: el Parque del Guadarrama es Nacional y no Natural y ello tiene su importancia respecto a las exigencias de su protección.
Dos: en los Parque Nacionales no está permitida la caza. Hablar de esto y del caso concreto de nuestro Parque exigiría otra entrada. Quizás Basilio Rada que es director de la red de Parques Nacionales pueda , si lee ésto, decirte algo al respecto.
La cita de Thomas Huxley es maravillosa, pero habrás de reconocer que la de Stevenson no está tampoco nada mal.
Gracias de nuevo. Me temo que cuando publique ese libro que tengo in mente con este blog, tendré que compartir contigo la autoría..
Gracias,Antonio, por abordar este tema.
Creo Álvaro que el peligro ha pasado ya y no puedo pensar que sea por haber abordado yo el tema sino porque era un disparate y se ha producido una fuerte reacción en contra. Tengo noticias de que ha habido un desmentido del ministerio de Agricultura por lo que podemos estar tranquilos. Por el momento, claro.
Cuando le comenté tu artículo a la bella Maribel me hizo la misma observación: pero hombre, si Guadarrama es Parque Natural seguro que está prohibida la caza. No sabes cuánto lo celebro. Algún día te contaré mis randonées atilianas por las faldas del Jaizkibel con extensiones hasta las palomeras de Etxalar. En cuanto a tu artículo, me obligas a decírtelo una vez más. está a la altura de la cita de Stevenson, que, ciertamente, es maravillosa. Durante mi adolescencia, cuando comencé a escribir, lo adoraba. Tenía su foto sobre mi mesa, como si fuera un pariente -de hecho lo es-, y no había palabra más bella que aquella con que lo rebautizaron los aborígenes de los Mares del Sur, donde quiso morir: “TUSITALA”, el contador de historias. Eso es lo que somos todos nosotros: contadores de historias, hacedores de caminos no siempre machadianos, senderistas de la vida, y cazadores también, pero sólo de horizontes., Fuerte abrazo.
En la naturaleza, como en un concierto, quien tiene razón es quien escucha en silencio, no quien mete ruido. En los conflictos entre usuarios en los lugares naturales hay que mantener los usos armónicos y respetuosos sobre los discordes y agresivos, no al revés. Es decir, las actividades más valiosas deben prevalecer sobre las que lo son menos o no lo son y aún más sobre aquellas que son contrarias a dichos valores. No al revés. Y siempre hay que proteger al más débil en el conflicto, que suele ser el menos discorde, por ejemplo al peatón frente al motorista, al caminante sobre el ciclista o caballista, al contemplador silencioso sobre el ruido de los disparos, no al revés: no al revés… Y ya que estáis de citas y que hoy se recuerda la muerte de Machado, traigo yo aquella del poeta que admira y calla mientras el sabio mira y piensa. Y de pronto, en el silencio suena un escopetazo y el paisaje entero huye asustado.
Y de pronto en el silencio suena un escopetazo y el paisaje entero huye asustado!” Esas palabras tuyas Eduardo si me hubieran llegado antes las habría tilizado sin duda como cita de esta entrada,
Gracias por tu comentario; tu autoridad y lo que dices avalan y explican mis reflexiones. Cuando te vean los lectores del blog entenderán mucho mejor lo que yo trataba de decir. Gracias.