“El pesimismo no es una filosofía sino un estado de ánimo”.
Norberto Bobbio
Esto de hoy va de reflexión. De vez en cuando hay que hacer un alto en el camino y yo soy de los que se embalan y no paran. Hoy sí hago un receso para ver como van las cosas en este blog que cuenta ya con trece entradas, contando esta última.
Comentarios de los que aparecen en el blog he recibido unos cuantos, pero no muchos, no tantos como me gustaría. No tantos en cualquier caso como mails y llamadas dirigidos a mi particularmente. Hubiera sido mejor lo otro, pero se ve que mis amigos prefieren la “confidencialidad”. Lo siento pero lo entiendo: bastante hacen con seguirme. Gracias.
Una de las observaciones más frecuentes es que me dejo llevar a menudo por mi afán de ver las cosas con buenos ojos y de encontrar vías de solución. “Eso del -oficio de unir- que aparece en el propio título de tu libro”, “esa tendencia tuya a tratar de unir cosas, personas, ideas te hace perder credibilidad, Antonio”. Bien, de acuerdo, probablemente tenéis razón, pero esa necesidad de “buen rollo” que me atribuís, me sale de forma casi natural. Sé bien que lo de ”unir” a veces lo consigo y a veces no. Pero esa es mi forma de ser, mi carácter si se quiere así. Lo llevo conmigo desde hace mucho tiempo y no es fácil de cambiar. Me muevo mejor en los acuerdos que en los conflictos. Yo no creo ser demasiado optimista. Como decía Moustaki, soy más bien un pesimista alegre.
Ya, más en concreto, el profesor Laporta me advierte, muy finamente eso sí, de que debo de tener cuidado en no confundir la realidad de los hechos con mis preferencias personales. Una cosa es el análisis y otra tus afectos, me dice. y me recomienda acudir a su maestro Bobbio para ilustrarme en el asunto. Pronto encuentro un interesantísimo documento del gran jurista italiano en el que habla de afectos y conceptos, pero para reconocer, que en su vejez, los afectos pueden para él más que los conceptos. ¿Afectos y conceptos enfrentados? No creo que sea necesario, no creo que debamos verlos como conceptos enfrentados. Sí que conviene no confundirlo, ser consciente de ello. Quizás la edad -Bobbio escribió esto a los ochenta y tres año- influya.
La vejez te vuelve sentimental, tal vez más de la cuenta. Pero creo que algo del carácter que tenemos sigue estando con nosotros, permanece de algún modo en lo que somos, en lo que seguimos siendo. En mi caso no creo o no quiero que los conceptos y los afectos se vean irremediablemente enfrentados. En todo caso, es posible, muy posible, que ahora, con los años que ya tengo, los afectos vayan muy por delante.
Los conceptos nos ayudan a describir y a comprender el mundo. Pero sólo con los conceptos no podemos entenderlo todo. No hace falta ser viejo para que los conceptos se vean debilitados y atenuados por la fuerza de los afectos. No es fácil mantener el adecuado equilibrio entre pasión y razón. Y no debemos dejar que los afectos enturbien nuestro entendimiento: el sueño del a razón produce monstruos. Seamos viejos o jóvenes, creo, amigo Laporta, que tendríamos que tratar de hacer compatibles, conciliables, las razones del querer con las razones de los “conceptos”, de los análisis. Es posible pensar en una razón apasionada o en una pasión razonable… Como también es posible seguir siendo joven de espíritu y viejo de corazón. Las vidas reales están casi siempre tamizadas, mezcladas, desbordantes de contradicciones en los términos, en los conceptos… Está en nuestra naturaleza. Cuando uno reflexiona en lo que le dicen es, quizás, porque algo quiere cambiar en su forma de hacer y de vera las cosas. Quizás me vuelva más frío y analítico a partir de ahora. O quizás no. Uno no puede saltar por encima de su propia sombra…
No te agobies por lo que consideras escasos comentarios. Internet 2.0 es una herramienta maravillosa pero en la que lo que prima es el ruido. Se parece más a la algarabía caótica de un zoco que a la complicidad ordenada de una tertulia de amigos. Que la gente pase, mire y no se quede a charlar es muy normal. A mi me parece que tienes un porcentaje bueno de comentarios, que pienso incrementar con éste.
Lo que no debes olvidar es que muchos de quienes te seguimos somos de la generación anterior a la que hoy se mueve con tanta agilidad en internet. No creo que seamos mejores pero sí más pausados y más acostumbrados a llamar por el también maravilloso teléfono que a escribir estos dos párrafos.
Gracias Carlos; no, no me quejo. Por el contrario estoy feliz en esta historia, a través de la que estoy recuperando contactos como el tuyo que tenía medio perdidos.
Un abrazo con afecto y también con concepto.
antonio
Antes que Daniel Goleman lo dijo Darwin, y a medio camino aquel que inventó el término propiamente dicho, Howard Gardner: ¿Qué demonios es eso tan ultramodernpo de la INTELIGENCIA EMOCIONAL? Pues eso, Antonio, justamente lo que otros predican y tú practicas en este blog. Porque los blogs están precisamente para eso: en absoluto para sentar cátedra y sobremanera para dejarnos llevar (civilizadamente) por nuestras filias y nuestras fobias. Que lo tuyo sean todo filias no es tan patológico como parece. De gente como tú nació el estado de Filadeldia, “los que aman a sus hermanos”.. Con todo lo que está cayendo nada necesita más nuestro país que unos cuantos filadelfos inteligentes como es tu caso. Para todo lo demás, ya están los telediarios y los tertulianos y toda su santa compaña. No sé si era Dickens quien decía que escribía para sus “happy few” -por algo le he puesto a mi blog el título “Los Papeles de Pickwick”-.. Llegó Rossini y dijo lo mismo: “compongo para Dios y para cuatro amigos”. Es imposible crear sin amar, de la misma manera que la emoción es previa a la razón. ¿Qué sería de nosotros si solo nos manejáramos por conceptos expurgados de afectos? Todo lo esencial empieza por un “filo” -Filadelfia, pero también Filosofía…, Filarmónica, Filogenia y hasta Filatelia-. Los conceptos pueden engañarnos, los afectos jamás.
Pue sí Álvaro ¿que sería de nosotros si viveramos solo de conceptos?. Mala cosa y, lo peor, es que a veces tiene uno la sensación de que eso les pasa a algunos. En relaidad mi amigo Laporta, a quien quiero que cononozcas, se refería sobre todo, y creo que esta es una buena ocasión para decirlo, a mis entradas sobre el Rey y el Príncipe de Asturias. Se traducía en mis escritos que sin ser monarquico -aunque eso es ya lo de menos, aunque quizás tenga algo que ver con el concepto- sentía verdadero afecto por ambos, afecto del bueno porque nunca pensé que sacaría nada de ello (ni siquiera que me hicieran marqués; si bien lo de “Marqués del Guadarrama” no me sonaría mal y desde luego me lo bordaría en las camisas). Pero claro, la Monarquía como institución, tiene razón Laporta y otros que también me lo dijeron, no se defiende solo con afectos y eso es cierto. De todas formas no entono un mea culpa porque sigo pensando lo que pensaba y, además, como bien dices, para eso están los blogs.
Querido Antonio:
En esta tu reflexión filosófica y sentimental me parece entrever una suerte de mea culpa por tu artículo anterior en el que ahora crees que te dejaste llevar por el entusiasmo. Yo lo sigo defendiendo. Son las pasiones las que mueven e mundo y tu como bien dices aquí y en El Oficio de Unir, lo has movido y cuanto! No tengo que recordar tus obras (desde La Fundación Universidad Empresa a los Movimientos Iberoamericanos del Tercer Sector que hoy por hoy reúnen cienes cuando no miles de personas a reflexionar y debatir sobre la construcción de lo público desde el ámbito privado y han generado una red impresionante que se mantiene por mera voluntad y sigue regando la semilla y cosechando sus frutos ininterrumpidamente), igual te has atrevido (aquí, conmigo) hasta a la gesta improbable de llevar a lo mas granado de los escritores jóvenes ya reconocidísimos y galardonadísimos a confinarlos allá lejos de todo, nada menos que en un convento en San Benito, a reescribir a Onetti. Tus intuiciones muchas veces han resultado ser hechos geniales y lo cierto es que no es un mero pasar por la vida sino que has sido transformador de realidades. Que más podría uno pedir a la hora de los balances? De la misma manera creo que tus intuiciones sobre terceros y sobre estados de la cuestión son miradas agudas que no hay que desoir, sino atender, analizar y de ser posible, asirse a ellas para abrir trochas de esperanza allí
donde se pueda.
Tienes razón querida Leonor; algo tiene que ve mi pasión por Colombia, a la que tu has contribuido tanto, con los cariñosos reproches que algunos me han hecho por dejarme llevar por mis “afectos” en el analisis del futuro de tu admirado país. Y lo curioso ha sido que tal cosa no ocurrió cuando publiqué hace un montón de años aquel artículo de El Pais, también elogioso y lleno de esperanza, que fue incluso reproducido por algunos periodicos colombianos. Quizás ahora se me fue la mano, quizás lo del proceso de paz crea cautelas, no sé, pero no me im porta nada y seguiré contigo en la brecha.
Pero es que además, como le digo a Álvaro Bermejo, la critica de los afectos tenía tambien que ver, y mucho, con mis entradas sobre la Monarquía. O sea que no te preocupes, lo de Colombia no es sino una muestra más de mi incorregible tendencia a llenar de sentimientos personales lo que debería de ser un analisis más objetivo de los hechos. Lo de Bobbio, sin embargo, me anima; debe de ser cosa de la edad, aunque como tu cuentas,con evidente exageración sin duda, gracias a no ser demasiado “realista” he logrado algunas cosillas que para algunos eran imposibles. Eso era “antes”, ahora a escribir blogs y a disfrutar de estas conversaciones con amigos -en lo de amigas y amigos no entro por ahora- como tu.
fenomenal!!!Con afecto…Lolila Date: Thu, 6 Feb 2014 09:46:09 +0000 To: lolaberca@hotmail.com